viernes. 29.03.2024
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Que personal voluntario de banca imparta clases de educación financiera en los colegios, encomiable labor, es como contratar a un funcionario norcoreano para impartir educación para la ciudadanía

Ahora va a resultar que la solución a tanto desmán y fraude por parte de bancos y cajas va a estar en educar financieramente a los niños. Meter al zorro en casa de las gallinas. Eso es lo que me parece todo esto. Que personal voluntario de banca imparta clases de educación financiera en los colegios, encomiable labor, es como contratar a un funcionario norcoreano para impartir educación para la ciudadanía. Seamos serios. Tras la iniciativa de la AEB se esconde una operación de lavado de cara, una falsa expiación, que pretende protegerse de las críticas acerca de las malas prácticas del sector bancario en la última década. Además, esta estrategia parece señalar a los consumidores/clientes como los responsables de lo ocurrido (“no se leían lo que firmaban”), como si la culpa de haber sido estafados fuera de ellos y no del estafador. A estos voluntarios de banca, que imparten clases de educación financiera, yo les invitaría a una asociación de personas mayores afectadas por las participaciones preferentes. A ver si tenían agallas de darles clases sobre cómo confeccionar un presupuesto familiar. No nos engañemos: si hace 30 años los chavales hubieran recibido esta clase de “educación financiera”, de nada les hubiera servido frente a los productos basura, tóxicos y complejos que los bancos y cajas pusieron en circulación antes, durante y después de la crisis financiera. No hay master ni curso que lo hubiera podido evitar. Personalmente, y después de 19 años informando y tratando de educar a los ciudadanos en distintos ámbitos, tengo la certeza de que un consumidor bien informado es un consumidor más protegido. Y es esencial que esa información sea lo más independiente y objetiva posible. Mal vamos si nos ceñimos sólo a la “educación financiera” y, además, la dejamos en manos de los responsables de esta crisis. Aquí van diez consejos que no te darán en ninguna de estas clases:

Desconfía de tu banco: La banca ha aprovechado la confianza que indebidamente depositamos en ella para colocar productos tóxicos y ruinosos y conceder crédito irresponsable. Confía tanto en el banquero como en el desconocido que te va a vender un coche de segunda mano y todo irá mejor.

No contrates lo que no necesites: Lleva una lista, como cuando vas al súper. De lo contrario saldrás de la sucursal con un par de seguros y un plan de pensiones innecesarios. El empleado de banca te va a vender lo que él quiere vender y no siempre lo que tú necesitas.

No contrates lo que no quieras: Nunca entres en un banco sin tener claro lo que quieres contratar. Al menos sin haberte informado, de fuentes imparciales, acerca del producto que deseas adquirir. Si vas a por un depósito no salgas con un fondo de inversión.

No contrates lo que no entiendas: Lee lo que vas a firmar y, si no lo entiendes, no lo firmes. O prueba con esto: que lo lea tu hijo (mayor de edad) y tu padre. Y no firmes hasta que los tres lo hayáis entendido.

No confundas ahorrar con invertir: Quizá uno de los grandes males de esta crisis financiera: convertir en inversores a los ahorradores. Ahorrar es no gastar; invertir es utilizar el ahorro. Ten esto claro y tu ahorro no terminará en participaciones preferentes.

Riesgo y rentabilidad suelen ir de la mano: Cuanto más rentable un producto, mayor riesgo. Nadie da duros a cuatro pesetas. Desconfía de quien te venda un producto con el doble de la rentabilidad habitual y, además, sin riesgo ¿recuerdas los pagarés de Nueva Rumasa? Pues eso.

Recapacita antes de endeudarte: No te dejes embaucar por la financiación que te ofrezcan. Compra los productos que necesites con el dinero que tienes, no con el que otros te puedan prestar.

Diversifica: No tengas todo en un mismo banco. Si quiebra, el Fondo de Garantía responderá por un importe limitado (100.000 € por depositante). Y procura que tus inversiones también estén repartidas.

Compara y negocia: En una misma acera y en menos de 200 metros puedes encontrarte con 4 sucursales. Nunca lo tuviste tan fácil para elegir. Además, las condiciones no son innegociables.

Pelea por lo tuyo: Lucha cuando violen tus derechos. Hay mucho en juego. No uses el sistema de reclamaciones del sector financiero. Lo han diseñado ellos a su medida y al final, la resolución del Banco de España no es vinculante. Y no dudes en ir a juicio. A veces es la única solución.


Antonino Joya. Consultor experto en consumo

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