miércoles. 24.04.2024

La respuesta debe ser y es afirmativa, no sólo porque comprando productos o contratando servicios de forma responsable, reducimos nuestros costes fijos mensuales, sino porque a través de esta manifestación económica, los consumidores tomamos decisiones que pueden u deben influenciar los comportamientos de las empresas que nos los ofertan.

Una de las preguntas que debemos hacernos para clarificarnos es

¿Cuándo hablamos de CONSUMO RESPONSABLE estamos hablando todos de lo mismo?

¿Hay una definición clara que engloba este concepto?

Después de más de 20 años hablando sobre esta modalidad de consumo, considero que se ha avanzado lo suficiente, como para que por consenso generalizado, podamos contemplar una definición clara a nivel internacional.

A PESAR de que pueda considerarse como no interesante la definición, considero que debe hacernos reflexionar para ponerla en relación a nuestros comportamientos individuales.

El consumo responsable se sustenta sobre TRES pilares:

El CONSUMO ÉTICO: en el que se introducen valores como una variable importante a la hora de la compra de un producto o contratación de un servicio, entre estos valores hay que destacar los incorporados a las políticas de Responsabilidad Social Empresarial

EL CONSUMO ECOLÓGICO

EL CONSUMO SOCIAL Y SOLIDARIO, en el que hay que incluir con nombre propio los productos de COMERCIO JUSTO.

CIUDADANOS ACTIVOS Y RESPONSABLES

Es evidente que los consumidores podemos inducir a modificaciones en las conductas de las empresas, mediante la elección de nuestra compra o contratación de servicios, y de esta manera podemos contribuir a hacer del consumo un motor de justicia social y equilibrio ambiental.

Es cierto que en la actualidad, existe una asimetría en la información que beneficia a los sectores empresariales, a los consumidores nos faltan elementos informativos para poder desarrollar, de forma eficaz, nuestra función de equilibrio en el mercado.

Sería absolutamente necesario que a través de un logo o sello en el etiquetado de los productos o servicios, pudiéramos conocer cuáles son las empresas responsables (para definir cuáles y qué criterios deben cumplir tenemos instrumentos en este momento, como el Consejo Estatal de Responsabilidad Social Empresarial –CERSE-, órgano consultivo con representación cuatripartita “empresas, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y administraciones”) de esa forma podríamos incidir eficazmente en el mercado.

Por lo tanto un OBJETIVO a conseguir es que esa información aparezca en el etiquetado de los productos y en los contratos de las empresas de servicios para que PODAMOS comparar de forma eficaz el funcionamiento de las diferentes empresas que nos los ofertan.

Mientras tanto y aunque sea de forma imperfecta, debemos incorporar los valores éticos, ecológicos, sociales y solidarios en nuestra vida cotidiana, no es fácil, pero no es imposible y además, la mayoría de las veces no es más caro, todo lo contrario.

Las nuevas tecnologías nos acercan un poquito más la información que necesitamos, debemos incorporarlos también en nuestra vida cotidiana, haciendo un uso adecuado de las mismas.

Los aspectos relacionados con el CONSUMO RESPONSABLE no son de exclusiva competencia de los consumidores, considerados individualmente. Los consumidores tenemos que enfrentarnos, es cierto, a un desafío individual: ser conscientes de nuestros derechos. El desafío está en establecer medidas proactivas además de las de protección. Estas medidas contribuirán a que los consumidores aprendamos a actuar como ciudadanos, que no solo se realicen elecciones de compra o contratación de servicio reflexivas y selectivas, sino que también, contribuyan al cambio a través de la participación en debates, diálogos, integrándose en ASOCIACIONES DE CONSUMIDORES para poder influir en el mercado y en las políticas públicas de una forma más eficaz.

Individualmente, debemos TOMAR CONCIENCIA del problema, ADQUIRIR INFORMACIÓN sobre los DERECHOS que nos otorgan las diferentes legislaciones y por último ACTUAR

Decía anteriormente que los desafíos para conseguir un CONSUMO RESPONSABLE no son de exclusivo interés para los ciudadanos, también lo son para otras organizaciones:

¿Qué están haciendo por el consumo responsable: las asociaciones de consumidores, las ONGs, los Sindicatos, las empresas, las asociaciones empresariales, las Fundaciones...?

Empresas y organizaciones de la sociedad civil tendrán un espacio en esta sección que se inaugura en nuevatribuna.es, para ir comunicando sus avances en este sentido y al mismo tiempo, servir de elemento de reflexión y de concienciación sobre los diferentes aspectos del consumo, recordemos que, desde que nos levantamos los ciudadanos, estamos desarrollando acciones de consumo: agua, electricidad, transporte, alimentación…

Tenemos que ser conscientes que mientras, desde la ideología neoliberal, el ciudadano queda reducido a la figura de un consumidor pasivo sometido a las leyes del mercado, en el que, además, se intenta que las personas se ocupen de sus intereses particulares exclusivamente, desde una ideología DEMOCRÁTICA se trata de elevar al consumidor a la categoría de CIUDADANO con capacidad de participar e influir en las políticas públicas en su función de consumidor.

Es fundamental que los consumidores nos agrupemos, que nos asociemos en organizaciones, desarrollemos una actividad crítica,  influyendo sobre los productos y servicios que se encuentran en el mercado, porque de esa forma, se concretaría el PODER DEL CONSUMIDOR, y como decía anteriormente “LOS CONSUMIDORES A TRAVÉS DE NUESTRA COMPRA O CONTRATACIÓN DE SERVICIOS, PODEMOS Y DEBEMOS CONTRIBUIR A HACER DEL CONSUMO un motor de justicia social y equilibrio ambiental”.

¿CONSUMO RESPONSABLE en época de crisis económica?