jueves. 28.03.2024
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Nos hallamos ante un claro ejemplo de documento filmado que debería verse con obligatoriedad meridiana en todos los centros educacionales de nuestro país. Esta afirmación puede llegar a resultar chocante, sobre todo si nos atenemos a las alarmantes carencias de cultura audiovisual a todos los niveles que anidan en nuestra precaria enseñanza. Pero es que durante el visionado de este imprescindible documental uno no puede quitarse de la cabeza lo injusto e ingrato del desconocimiento tácito de la impagable labor de los sufridos protagonistas, una unidad de élite de lucha contra el fuego, la BRICA (Brigada especializada en incendios forestales de la Comunidad Andalluza), un grupo de hombres (cuatro brigadas de diez miembros cada  una) altamente cualificados en las tareas de extinción cuyo objetivo es servir de refuerzo y apoyo a retenes y unnam2134eddemás agentes activos en este tipo de tareas. Aunque resulte difícil de creer, los incendios forestales arrasan cada año en el mundo una superficie equivalente a la India, y nuestro país, con la ola de calor que sufrimos en verano, no se quedó a la zaga en cuanto a tormentas de fuego se refiere. Con un despliegue de medios inusitado para este tipo de producciones en cuanto a avances técnicos se refiere a la hora de filmar ( cámaras de alta definición y grabación superlenta preparadas para operar bajo las descargas de agua de las aeronaves, microcámaras instaladas en los helicópteros de extinción que tuvieron que ser homologadas por aviación civil, micrófonos inalámbricos cuyas membranas resistieran temperaturas continuas y superiores a los 60 grados, cámaras subjetivas instaladas en los cascos de los pilotos o en los pechos de los motoserristas, drones ….), el director sevillano Manuel H.Martín (30 años de oscuridad; Bécquer desconocido) en poco más de una hora se adentra en la vertiente laboral y humana de estos auténticos héroes anónimos. La gran virtud de esta esclarecedora propuesta radica en saber combinar a la perfección imágenes impactantes y muy espectaculares, como todas las que tienen que ver con el proceso de preparación y posterior intervención para intentar controlar y finalmente extinguir los distintos infiernos ígneos a los que se enfrentan, con otras mucho más íntimas y personales, donde se tratan de manera emotiva cuestiones como la incertidumbre ante la inminente llamada de alerta; el padecimiento de los familiares ante la peligrosidad de cada intervención; la interiorización de la naturaleza y el trabajo de preservarla; el apartamiento de la primera línea de actuación por diversos motivos; el nulo reconocimiento a una labor vital; la profesionalidad ante la devastación, tanto física como psíquica… Muchos de esos temas hubieran dado para otros muchos documentales (se llegaron a reunir más de mil horas de material), pero gracias a una labor exquisita de postproducción atendemos a lo indispensable, a la esencia de una labor tan ardua como desagradecida (de todas formas, si alguien se queda con ganas de más, el documental se complementará con una serie de tres episodios que se podrá ver próximamente en el canal de TV Discovery Max). La acción se concentra principalmente en tres integrantes de esta dotación: Gustavo A.Vidal, un auténtico experto en lamateria entregado a la causa que dirige y coordina las peligrosas acciones de sus compañeros; Francisco Abarca, el más veterano de todos que verá como tiene que retirarse de primera línea de fuego y dedicarse a labores más “tranquilas” debido a su avanzada edad y  “Curiño”, el más joven de los tres recién aterrizado al grupo. Ellos actúan como punta de lanza del resto de sus compañeros, quienes de manera más secundaria van salpicando el reportaje con sus opiniones y valiosas reflexiones. En definitiva, una mirada única sobre los incendios y sobre los que luchan contra ellos.

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El DVD de La vida en llamas está distribuido por 39 Escalones Films y se puede adquirir en preventa por 14´95 euros.

La vida en llamas, cerca de la tierra quemada