sábado. 20.04.2024
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Dirigida por el malagueño Manuel Menchón y protagonizada por José Luis Gómez, “La Isla del Viento” narra los días del escritor y filósofo bilbaíno, Miguel de Unamuno, exiliado en Fuerteventura debido a su oposición a la dictadura de Primo de Rivera; destierro que el autor vasco supo aprovechar para gestar “La agonía del Cristianismo” y, al mismo tiempo, para conocer de cerca la pobreza y la marginalidad a las que eran expuestos los canarios.

Si bien Unamuno ya había visitado Canarias en 1910, invitado a los Juegos Florales de Las Palmas, lo que Menchón propone en “La Isla del Viento” es recrear esta segunda vuelta del escritor a las islas, aunque esta vez ya no como autoridad literaria, sino como represaliado, como el desterrado por la irracionalidad de una dictadura a la que abiertamente se manifestaba opositor.

“Lo que vamos a ver no es un documental ni un biophic; aunque respeta los acontecimientos que Unamuno vivió por aquellos días de destierro”, explicó Menchón antes de la proyección del film en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditórium de Mar del Plata. Y en tono de reconstrucción ficcional, el director malagueño logra una joya de 105 minutos que el público aplaudió de pie.

El exilio ha sido retratado en el cine en numerosas ocasiones y en diversos formatos. “La Isla del Viento”, mediante un relato circular que comienza y finaliza en Salamanca, recuerda a la italiana “Cristo se detuvo en Éboli”, film de 1979 que retrata el destierro del artista italiano Carlo Levi. Con recursos similares, y por supuesto con una inmejorable performance de José Luis Gómez, “La Isla del Viento” guía al espectador, lo coloca bien cerca de Unamuno para acercarlo a esta época de conflictos políticos e ideológicos.

Pero el mejor acierto de “La Isla del Viento” es esa rigurosidad histórica que persiguió mediante una precisa documentación. “Hablamos con ancianos que aún recuerdan el paso de Unamuno por Fuerteventura. Ellos recordaban que era el único que vestía de negro en la isla. Era él, el párroco o las mujeres de luto. Cada uno de los personajes que aparecen en la película, existió. A través de entrevistas, testimonios y fotografías, logramos contar hechos reales que vivió por aquellos días”, explicó Menchón, que también señaló que decidió dejar fuera del relato la afición de Unamuno por el naturismo mientras estuvo hospedado en Puerto Cabras. Unamuno solía tomar baños de sol desnudo, sin embargo a esta narración no le hizo falta este detalle  

“La Isla del Viento” es un homenaje oportuno y necesario. Pero además es una mirada muy precisa de esos años de régimen fascista en los que el autoritarismo amordazaba y el uso del intelecto era una acción subversiva.  

El exilio de don Miguel