viernes. 19.04.2024

@jgonzalezok | Un viejo conflicto, que se arrastra desde 2005, ha vuelto a tensar las relaciones entre Uruguay y Argentina, dos países que históricamente mantenían vínculos estrechos y cordiales, sin las tradicionales antipatías y rivalidades –excepto las futbolísticas- que generalmente caracterizan a países vecinos.

Las denuncias de contaminación, hechas por ambientalistas argentinos, provocaron el cierre del puente que une ambas localidades durante tres años

El centro de la discordia es la fábrica de papel (UPM, ex Botnia) construida por Uruguay en Fray Bentos, 300 kilómetros al noroeste de Montevideo y a 47 kilómetros de la ciudad argentina de Gualeguaychú, al otro lado del río Uruguay. Las denuncias de contaminación, hechas por ambientalistas argentinos, provocaron el cierre del puente que une ambas localidades durante tres años. El fallecido presidente Néstor Kirchner asumió el tema como una causa nacional y apoyó el corte, para disgusto de Tabaré Vázquez, el entonces presidente de Uruguay.

Ahora, el presidente uruguayo, José Mujica, autorizó el aumento de la producción de la planta, después de no haber llegado a un acuerdo con Argentina. Mujica estuvo en Buenos Aires este lunes y se entrevistó con Cristina Fernández, pero sin éxito. Según medios uruguayos como El Observador y Subrayado, el encuentro fue breve, muy tenso y tuvo un cierre abrupto. Mujica le abría dicho a Cristina Fernández que no le podía bancar (soportar) todos los desplantes.

Horas después, las cosas no fueron mejor en la reunión de los dos cancilleres, Héctor Timerman y el uruguayo Luis Almagro. Estuvieron reunidos seis horas y todo fueron reproches y quejas, según dijeron fuentes de la cancillería argentina al diario La Nación. Argentina acusó a Uruguay de haber roto el diálogo unilateralmente, anunciando que volverá a recurrir al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

El caso ya fue tratado por dicho tribunal, que en 2010 rechazó la pretensión argentina de relocalizar la fábrica, ante la falta de evidencias sobre la contaminación de la misma. Pero también estableció que Uruguay debería haber consultado con su vecino sobre los planes para construir dicha fábrica. Y ordenó a los dos países que controlen el impacto ambiental en el río.

La decisión de Mujica de autorizar a la fábrica papelera a que aumente su producción, es provisional y ligada a que tome algunas medidas para minimizar el impacto ambiental

Tras el fallo, Uruguay y Argentina decidieron normalizar las relaciones. Ayudó el cambio de presidente en ambos países. Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez nunca se entendieron –aparentemente, tampoco se soportaban-, a pesar de ser los dos gobiernos teóricamente progresistas. Con la llegada de Mujica a la presidencia, Uruguay entendió que no era posible mantener el grado de enfrentamiento. En el camino, hubo que superar las palabras del uruguayo, recogidas por un indiscreto micrófono que debía estar cerrado, donde Mujica habló de la vieja terca y el tuerto, en referencia a los Kirchner. “Esta vieja es peor que el tuerto (…) el tuerto era más político, la vieja es terca”, dijo en abril de este año.

La decisión de Mujica de autorizar a la fábrica papelera a que aumente su producción, es provisional y ligada a que tome algunas medidas para minimizar el impacto ambiental. Entre ellas, la construcción de una torre de enfriamiento para que los desechos líquidos lleguen al río a una temperatura menor a los 30º y rebajar el contenido en fósforo de los mismos.

Mujica era consciente de que su decisión iba a afectar las relaciones bilaterales. “Me duele mucho, esto puede crear tensiones y malentendidos”, aseguró, aunque añadió: “nadie va a separar de mi corazón al pueblo argentino”. En estos años el presidente de Uruguay ha debido enfrentar las críticas de la oposición y de parte de su propio grupo político, por su carácter conciliador con el gobierno de los Kirchner.

Ahora, el presidente de Uruguay señaló que se había quedado sin margen para negociar. Aseguró que la fábrica “es la que hoy tiene mejor guarismo en el mundo”, en relación a los desechos que arroja al río. Y que, desde el punto de vista jurídico, se aplicaron las decisiones correctas, cumpliendo las etapas que correspondían. Mujica reconoció que el momento es altamente inoportuno, ya que Argentina tiene un proceso electoral a corto plazo: el 28 hay elecciones parlamentarias. “Naturalmente, el clima político, cuando existen elecciones, no es el más adecuado como para tener razonabilidad”, afirmó.

Los ambientalistas argentinos preparan para el próximo domingo una caravana entre Gualeguaychú y la localidad uruguaya de Fray Bentos, encabezada por el intendente (alcalde). De momento no habrá cortes, pero se anuncian “acciones secretas o sorpresivas”.

La  intransigencia argentina con Uruguay por el tema de la fábrica de papel contrasta con su política medioambiental interior. Sin ir más lejos, el río Matanza, que al llegar a su desembocadura es conocido como el Riachuelo, es uno de los más contaminados del mundo. En los últimos kilómetros, antes de su desembocadura en el Río de la Plata, recibe los vertidos de numerosas fábricas, algunas altamente contaminantes. A su paso por La Boca, uno de los barrios más típicos de la capital argentina y uno de los más visitados por los turistas, el hedor es penetrante, a causa de los metales pesados y las aguas servidas. A pesar de numerosos anuncios sobre su limpieza, en los últimos años no ha habido avances significativos.

El deterioro de las relaciones entre Argentina y Uruguay tiene otros frentes, sobre todo el comercio, donde las trabas argentinas están poniendo en serias dificultades a Uruguay. Y el cepo al dólar impuesto por el gobierno argentino a sus ciudadanos, afecta también a Uruguay, que en verano vive de los millones de turistas argentinos que tradicionalmente disfrutan sus vacaciones en las playas del vecino país.

Los uruguayos, además, asisten desconcertados a los dichos y actuaciones de la presidente argentina, Cristina Fernández, en relación con el vecino país. Hace poco más de tres meses aseguró que Artigas, el prócer uruguayo, quiso ser argentino. “Desde Artigas hasta nuestros tiempos, todos los uruguayos no queremos ser argentinos”, le contestó Luis Alberto Heber, dirigente del Partido Nacional. Y Luis Lacalle Pou, precandidato presidencial del mismo partido, le recordó que Artigas “pensó una Patria Grande, no en ser argentino”.

Hace menos de una semana Cristina Fernández protagonizaba en Montevideo un curioso episodio al inaugurar una refinería. La mandataria aseguró que era una inversión argentina, cuando lo único argentino era el combustible que se va a utilizar. Eso sí, la mandataria fue acompañada por una claque de militantes de La Cámpora, que entonó cánticos en recuerdo a Néstor Kirchner, aunque estaban en Montevideo en un acto organizado por el gobierno de otro país.

Vuelve a deteriorarse la relación entre Argentina y Uruguay