miércoles. 17.04.2024
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Las encuestas están prohibidas en Perú en la semana antes de las elecciones. Pero se sabe que hay un empate técnico, aunque con ligera ventaja de Keiko Fujimori

@jgonzalezok | Hasta la joven líder del izquierdista Frente Amplio, Verónika Mendoza, a quien adjudican tener “ilusiones chavistas”, hizo un llamamiento para votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a Pedro Pablo Kuczynski, un ex banquero liberal y ex ministro al que apoyan los sectores tradicionales de la política peruana. Mendoza afirmó: “Voy a votar contra Fujimori porque quiero un país con dignidad y con paz. No quiero un país de corrupción, drogas y violencia, donde mentir, matar y robar se vuelva normal. Nos toca salvarlo de la corrupción y la violencia”.

Y es que Keiko Fujimori tiene que hacer frente al fantasma de su padre, el ex presidente que gobernó entre 1990 y 2000. Condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad, incluyendo las matanzas de La Cantuta (1991) y Barrios Altos (1992), en las que murieron 25 personas. Encarcelado desde 2009, cuando fue extraditado desde Chile, tiene 77 años y varios problemas de salud. Tras dejar abruptamente el país en 2004, Fujimori había huido a Japón y desde allí mandó su renuncia por fax. El Congreso, no obstante, lo destituyó por “incapacidad moral”. 

Keiko Fujimori tuvo un papel durante el gobierno/dictadura de su padre. Cuando sus progenitores se divorciaron, estando ya en la presidencia, pasó a actuar como primera dama. Tenía 19 años y hacía dos que su padre había dado un autogolpe de Estado, disolviendo el Congreso y la Corte Suprema, con la ayuda de los militares, para gobernar de facto.

En la memoria de los peruanos están todavía muy gravados los diez años de ese gobierno autoritario, que directamente se convirtió en una dictadura con el autogolpe de 1992. Hubo numerosas violaciones a los derechos humanos, incluyendo la esterilización forzada de mujeres indígenas, y también sonoros casos de corrupción. Aunque también fue un gobierno que tuvo cierto apoyo popular: practicó un populismo de derecha, acabó con la hiperinflación y derrotó militarmente al terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru).

Este pasado martes, 31 de mayo, una marcha multitudinaria convocada con el lema Keiko no va, reunió unas 100.000 personas solo en Lima. No solo se pronunciaban contra la posible liberación de Fujimori, si su hija llega a la presidencia. También se pronunciaban contra la política de mano dura que promete Keiko para acabar con la delincuencia.

Hay también sospechas que alcanzan a su entorno, de narcotráfico y lavado de dinero. El ex secretario general del partido fujimorista, Joaquín Ramírez, tuvo que irse bajo las acusaciones de que habría recibido 15 millones de dólares para lavarlo y destinarlo a la campaña presidencial de Keiko hace cinco años. Ramírez está siendo investigado por la DEA, el departamento antidroga de los Estados Unidos. Y la misma Keiko están bajo investigación preliminar por parte de la fiscalía.

Por su parte, el sucesor de Ramírez y actual candidato a la vicepresidencia, José Chlimper –que fue ministro de Alberto Fujimori-, entregó a la prensa un material manipulado para intentar tapar el caso de su antecesor. Desde que se descubrió la maniobra, hace unos días, no ha vuelto a aparecer en público.

¿Una victoria de Keiko Fujimori significaría el regreso del clan familiar y la vieja guardia del partido? Kenji Fujimori, hermano de Keiko, ha sido elegido diputado y ya anunció que quiere candidatearse a la presidencia en el futuro. Y en el entorno político de la candidata hay todavía numerosos personajes ligados al encarcelado ex presidente.

La congresista Celia Chacón, por ejemplo, sostiene que Alberto Fujimori debe ser liberado y salir de prisión “por la puerta grande”, cuando los tribunales anulen una condena que considera injusta. Cuando en las anteriores elecciones, de 2011, Keiko sugirió que sacaría a su padre de la cárcel, selló su derrota. Ahora dice que el caso estará en manos de la justicia.

Será esta la segunda ocasión que Keiko Fujimori se presente como candidata a la presidencia del Perú. En el 2011 era la favorita, pero fue vencida por escaso margen por Ollanta Humala. Curiosamente, en aquella ocasión recibió el apoyo de su rival de hoy, Pedro Pablo Kuczynski, ante la incógnita que planteaba un ex militar nacionalista que el sistema político tradicional temía que se convirtiera en un Chávez peruano.

Esa derrota la llevó a matizar la defensa a ultranza de su padre. Y, sobre todo, a recorrer incansablemente el país, como ningún otro candidato. Eso le dio réditos indudables. Su discurso de mano dura caló hondo en ciertos sectores, que tienen en la seguridad y el crimen como principales preocupaciones. Keiko llegó a proponer la pena de muerte para los violadores de niños menores de siete años. “Sabemos que es una propuesta radical. Plantearé la cuestión en el Congreso y será un voto de conciencia”, afirmó. Perú es el país de América Latina con mayores denuncias por violación, 22,4 por cada 100.000 habitantes, con el 80 % de las víctimas menores de edad.

Las encuestas están prohibidas en Perú en la semana antes de las elecciones. Pero se sabe que hay un empate técnico, aunque con ligera ventaja de Keiko Fujimori. No obstante, en los últimos días habría una tendencia a nivelar la intención de voto, toda una hazaña para el candidato conservador, Pedro Pablo Kuczynski, que sacó un 20 % en la primera vuelta, frente al 39,8 % de Keiko. A favor de Kuczynski está el fuerte sentimiento anti Fujimori de los votantes del izquierdista Frente Amplio, que tuvieron un 20 % de votos en la primera vuelta.

Pero lo que no hay que olvidar es que el Congreso unicameral ya está conformado con una mayoría absoluta del fujimorismo. Su partido, Fuerza Popular, tendrá 73 escaños de un total de 130; el Frente Amplio, de Verónika Mendoza, 20; y Peruanos por el Kambio, de Kuczynski, solo 18. Siendo el resto repartido entre pequeños partidos. Esto significa que el Congreso puede complicar un eventual gobierno de Kuczynski. O garantizar vía libre a cualquier propuesta si la presidente es Keiko Fujimori y esto incluiría una reforma constitucional -¿reelección?- y hasta una amnistía para su progenitor. 

Todos contra Keiko Fujimori