jueves. 25.04.2024
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El abnegado esfuerzo del Grupo Clarín -sumado al del diario pro-militar La Nación- en pos de colocar a su candidato, finalmente vio sus frutos el pasado domingo tras conocerse el resultado del balotaje en el que el ingeniero Mauricio Macri se impuso sobre Daniel Scioli con apenas el 51,42  por ciento de los votos.

Macri, quien se opuso sistemáticamente a todas y cada una de las medidas que aplicó el gobierno de Cristina Kirchner -especialmente aquellas que le devolvieron a los ciudadanos los derechos que les habían sido arrebatados durante los años neoliberales- realizó una campaña basada en la antipropuesta o, mejor aún, impulsada a través de la palabra “Cambio” y idea de una “Revolución de la Alegría” que supo adornar con patéticos pasos de baile y globos amarillos; auspiciados siempre por el diario Clarín. Aún ante la total carencia de propuestas, la mitad de los argentinos se decidieron por el “cambio” que Macri y los suyos defendieron, sin explicar cuáles podían ser los beneficios o los perjuicios que dicho “cambio” podría acarrear.

Argentina, como otras naciones progresistas de América Latina, desde la llegada de los Kirchner en el 2003, marcó una década de nuevo desarrollo que superó más de 30 años de políticas neoliberales que habían secuestrado el futuro para colocarlo en manos del FMI, organismo al que el país debía más del 139 por ciento de su PIB.

Néstor Kirchner se opuso al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y al pago total de la deuda pública al Fondo Monetario Internacional, logrando así la reducción de los niveles de pobreza a la mitad, como también de la indigencia y el desempleo. Claro que estas medidas no beneficiaron a las clases altas del país, que comenzaron a repetir los titulares del diario Clarin, encargado de sembrar dudas respeto de los logros de este gobierno al que apostrofó de “populista y barato”.

En febrero de 2005, Argentina cerró exitosamente el primer canje de la deuda externa, logrando reestructurar el 76 por ciento del monto total del capital e intereses de lo adeudado, que había entrado en mora desde 2001. Estos logros permitieron desarrollar políticas sociales a las que Mauricio Macri siempre se opuso con férrea voluntad antipopular.

Mucho se ha hablado de la corrupción del gobierno de los Kirchner, sin embargo el nuevo presidente es el primero en arribar a la Casa Rosada con dos procesos abiertos. En uno acusado por espionaje contra el dirigente de los familiares de víctimas de la Asociación Mutual Israelí Argentina, Sergio Burstein, a sindicalistas y al esposo de su hermana, Néstor Daniel Leonardo, quien fue agredido en esos días. Mauricio Macri también está bajo proceso por haber utilizado a la Policía Metropolitana por atacar a trabajadores, médicos y pacientes dentro del hospital siquiátrico Borda, con saldo de 50 heridos, en abril de 2013. Hay cuestionamientos por corrupción y nuevas denuncias en trámite. Pero Clarín no hablará de esto.  Y mucho menos ahora, en pleno orgasmo. 

El orgasmo de Clarín