viernes. 29.03.2024
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Mauricio Macri habla con Marcos Peña, uno de los cerebros de su futura gestión nacional.

@jgonzalezok | Como anunció durante la campaña, Mauricio Macri confirmó que se eliminan de forma inmediata las retenciones (impuestos) a las exportaciones del campo, que es el sector más dinámico de la economía argentina y que aporta el 60 % de las divisas del país. Era un viejo reclamo del sector agrícola-ganadero, que vio cómo la rentabilidad del sector había disminuido considerablemente, al punto que Argentina perdió en los últimos años el destacado lugar que ocupaba entre los grandes exportadores de carne y granos. Las retenciones fueron también eliminadas para las exportaciones industriales. En ambos casos, la lógica del nuevo gobierno argentino es hacer más rentables los dos sectores y crear empleo para dinamizar la economía.

La imposición de retenciones extraordinarias había provocado el primer grave conflicto de Cristina Fernández, nada más comenzar su primer mandato, en 2007. Ante el boom de las materias primas a nivel internacional, con precios altos, el gobierno kirchnerista consideró que tenía al alcance de la mano una renta extraordinaria para el gasto social, un instrumento de distribución de ingresos.

En el 2008 se impuso un 35 % de retenciones para la soja, un 23 % para el trigo, un 20 % para el maíz y un 15 % para la carne. Ahora, todos los productos tendrán retención cero excepto la soja, principal exportación argentina, que tendrá una rebaja del 5 % por año. Los productos industriales estaban gravados con el 5 %

En las dos entrevistas que tuvo por separado, con representantes del campo y de la industria, Macri advirtió que al lado de estas esperadas medidas, los actores económicos tendrán que responder pagando todos los impuestos que corresponden, sin evasión, porque el gobierno será implacable: “no hay ninguna excusa, si hay ganancias, hay que pagar con alegría más impuestos”.  

Las retenciones a las exportaciones fueron emblemáticas para el gobierno pasado. No solo fueron un ingreso extraordinario, también fueron una forma de castigar a lo que el gobierno kirchnerista consideraba un enemigo, identificando a los productores del campo con la oligarquía agrícola-ganadera.

La política hacia el sector hizo que países como Uruguay, Brasil y Paraguay, con mucha menos tradición y superficie, adelantasen a Argentina en la producción de carne y trigo. En el caso de la carne, las exportaciones se cerraron en 2006, con el argumento de “cuidar la mesa de los argentinos”. Entre 2007 y 2010 se perdieron entre 4 y 6 millones de cabezas de ganado. Y, con el tiempo, el precio en el mercado local subió a niveles aún mayores. Tuvieron que cerrar al menos 132 frigoríficos que faenaban carne y se perdieron más de 16.000 puestos de trabajo. Un informe de la Cámara de Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), la política antiganadera del gobierno kirchnerista le habría costado al país 24.840 millones de dólares.

Las retenciones a los granos provocaron lo que se conoció como la “guerra del campo”, que se inició el 10 de marzo de 2008 y terminó 129 días después, el 18 de julio de ese mismo año. En ese tiempo, los productores dejaron de vender cereal, provocaron cortes de ruta, cacerolazos y otras protestas. Acabaría provocando la derrota electoral del peronismo en las elecciones de medio término del 2009. Tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández compararon a los ruralistas con los grupos de tareas de la dictadura, iniciando una serie de denuncias sobre presuntos intentos golpistas.

Además de estos importantes anuncios, se supo también que esta semana se acabará el cepo cambiario, que impidió la compraventa libre de dólares desde el 28 de octubre de 2011, tanto para particulares como para el comercio exterior. La medida causó enormes problemas en el campo del comercio exterior, ya que al cepo se sumaron medidas proteccionistas incluso con los socios del MERCOSUR. En las próximas horas se conocerá detalles de la operativa.

También es inminente la unificación del mercado cambiario, o dicho más claramente, la devaluación del peso. El tipo de cambio de este lunes era de 9,77 pesos el dólar, pero la diferencia con el llamado dólar blue o paralelo es de más del 50 %. Los mercados esperan que la devaluación lleve el dólar a los 14 o 15 pesos. 

También se anunció que a partir de enero habrá subidas en la luz y el gas, tarifas congeladas y fuertemente subsidiadas desde la crisis del 2001-2002. No se dijo nada sobre las tarifas del transporte, en la misma situación. Se abrirá un registro para las personas que no puedan pagar las nuevas tarifas, teniendo en cuenta que un cuarto de la población argentina vive en la pobreza.

El presidente Macri hizo también un llamamiento para controlar los precios, que se han disparado en los últimos días por motivos meramente especulativos. Pero la experiencia indica que estos aumentos no tienen vuelta atrás.

Todas estas primeras medidas son apenas los primeros pasos para tratar de encarrilar la economía. Pero la complejidad de la situación heredada ha dejado fuera de estos anuncios temas absolutamente fundamentales. El gobierno, seguramente, pretende que pasen las fiestas navideñas, y evitar los tan temidos disturbios y saqueos. El gobierno está preparando un plan de contención que evite episodios de conmoción social.

Junto a estas medidas económicas, las últimas horas trajeron otras novedades de tipo político.

  • Se cambiará la polémica ley de Medios, que nació vieja porque no contemplaba Internet y que se impulsó con el objetivo principal de destruir al grupo Clarín.
  • Se nombró dos jueces en comisión para la Corte Suprema de Justicia, hasta noviembre del año próximo. Uno de ellos trabajó con el ex presidente Raúl Alfonsín, y otro con el fallecido Néstor Kirchner. Es decir, ninguno es “macrista”.
  • Ramón Puerta, un ex gobernador peronista de la provincia de Misiones, será el próximo embajador argentino en Madrid, en sustitución de Carlos Bettini, un amigo personal de la ex presidente, Cristina Fernández.

Macri anuncia las primeras medidas económicas