jueves. 28.03.2024
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A lo largo de tres semanas Lula protagonizó el más formidable proceso de movilización y de formación de conciencia política que el país haya conocido, con su primera caravana, hacia el nordeste de Brasil. Un mar de pueblo lo recibió en todas las 9 provincias de su región originaria, la que más ha cambiado a lo largo de los 12 años de gobiernos del PT.

Estaba previsto originalmente  visitar 28 ciudades, pero la caravana de Lula – de la que tuve el privilegio de participar – tuvo que detenerse en 50 veces ocasiones más, en medio de las carreteras, para que él se encontrara con la gente aglomerada espontáneamente frente a la noticia que corría de que Lula iba a pasar por ahí. Fueron finalmente cerca de 80 localidades, en las que Lula tuvo que hacer cerca de 80 discursos, apoyado por el pueblo que lo quería tocar, hablarle, oírle, sacarse fotos con él.

Ocho de los nueve gobernadores de las provincias recorridas por la caravana fueron a buscar a Lula. Otros tantos políticos de derecha se han pronunciado por él, dado que nadie que esté en contra de Lula podría elegirse en las próximas elecciones

Mientras la prensa internacional informaba sobre la consagración de Lula, la nacional censuró las fotos de Lula en medio del pueblo, porque no tenía que decir, frente a su fracaso de destruir la imagen del ex-presidente. Una que otra cosa respecto a uno que otro aspecto era reportado, pero nada que reflejara la grandiosidad del viaje de Lula.

Lula terminó el viaje “cansado, pero feliz”, como él dijo. Pudimos constatar la felicidad con que él enfrentaba el asedio popular y las demandas para que hablara en todas las localidades.

Se podría esperar reacciones de la derecha, después de su desconcierto y silencio frente al éxito de la caravana. De inmediato, han acelerado el juicio en segunda instancia en contra de Lula, ya condenado – aun sin pruebas, en base a convicciones e indicios – en primera instancia. Se dan cuenta de que Lula seguirá con sus caravanas, y ya se han anunciado las próximas para Minas Gerais y Rio de Janeiro, por eso intentan condenarlo más rápidamente.

Ni bien había terminado la caravana, con una inmensa concentración en la ciudad de San Luis, en la provincia de Maranhão, la derecha desató una nueva ola de acusaciones en contra de Lula. Acusaciones del hijo de la familia Odebrecht, así como del ex-ministro de Lula, Antonio Palocci, quien, después de estar preso durante un año y con larga condena, ha resuelto inventar acusaciones como le demandaban los jueces para ablandar su pena.

Los medios se valen de esas nuevas acusaciones para intentar borrar los ecos de los viajes de Lula, así como habían censurado las fotos y la cobertura de la caravana. De nuevo anuncian la muerte política de Lula, de nuevo, sin pruebas, solamente basados en acusaciones de gente presa desde hace mucho tiempo, que cambia una disminución de la pena por declaraciones solicitadas por los jueces.

Cuando más vivo se encuentra Lula en la memoria de la gente, más los medios anuncian su muerte política. El único líder político que puede rescatar la credibilidad y la legitimidad del Estado brasileño, es el más perseguido por los que han dado el golpe y buscan enterrar definitivamente la democracia en Brasil.

Las alternativas radicales que se presentan en Brasil – consolidación del golpe o elecciones democráticas – definirán el futuro de país por mucho tiempo y afectarán los destinos del continente. Son 14 meses hasta la fecha prevista para las elecciones presidenciales. Es un conteo regresivo que pone el país en vilo, alarga las ansiedades y tensiones de la más larga y profunda crisis de la historia brasileña.

Mientras tanto, Lula prepara las nuevas caravanas, definidas por las provincias donde la izquierda ha triunfado en 2014: todo el nordeste, Minas Gerais y Rio de Janeiro. Antes, irá de nuevo a declarar frente al juez Sergio Moro, el día 13 de septiembre. Un nuevo cara a cara que Moro intentó evitar, convocando a Lula a una declaración a distancia, dada la pésima experiencia que tuvo el 10 de abril, cuando por primera vez tuvo que encarar directamente a Lula.

Pero este apeló a su derecho de declarar personalmente e irá de nuevo a Curitiba, acompañado por un gran apoyo popular. Moro tendrá que encarar nuevamente la presencia, la fuerza moral, las palabras y los argumentos de Lula que, como siempre repite, ha probado su inocencia;  falta a los que lo acusan, probar su culpabilidad.

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

Artículo publicado en Alainet

Lula: más pueblo, más acusaciones