viernes. 29.03.2024
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Policarpa camino del patíbulo (óleo anónimo en el Museo Nacional de Colombia)

Policarpa Salavarrieta, una historia hecha en parte de rumores y de chismes y en parte de verdades. Así empieza el libro en honor de la heroína “¡Viva la Pola!”, de B. Helena Robledo. Tal vez la más conocida de las luchadoras independentistas pero aun así una gran desconocida. Su imagen está tan presente en la vida cotidiana colombiana que su figura no ha sido todo lo estudiada y reconocida que su labor merece.

Una mujer valiente y entusiasta por la libertad, que se sacrificaba para adquirir con qué obsequiar a los desgraciados patriotas, y no pensaba ni hablaba de otra cosa que de venganza y restablecimiento de la patria

Ni sobre su lugar de nacimiento, aunque mayoritariamente se acepta que nació en Guaduas, pero también se dice que en santa Fe (actual Bogotá) o en Mariquita, ni sobre su verdadero nombre, figura a veces como Policarpa, otras como Polonia o María Policarpa, existe consenso y datos fidedignos que lo certifiquen.

Pero más que heroína, habría que destacarla como mujer para no caer en los típicos tópicos de ensalzar a una fémina como si fuera un caso excepcional. Por desgracia, excepcionales son los casos pero eso no es óbice para buscar cambiar los imaginarios.

Porque a ella se pueden sumar otras mujeres perseguidas y muertas a manos de los colonizadores como Antonia Santos, Carlota Armero, Mercedes Abrego de Reyes o Rosa Zarate de Peña. De todas, sin saberse muy bien por qué tal como señala la historiadora Beatriz Castro, es Policarpa la más conocida.

Una mujer valiente y entusiasta por la libertad, que se sacrificaba para adquirir con qué obsequiar a los desgraciados patriotas, y no pensaba ni hablaba de otra cosa que de venganza y restablecimiento de la patria. Así la describe quien la acompañó en sus últimas horas, José Hilario López, en sus memorias. Actuó como espía sirviendo en casa de familias realistas, seguidoras de la corona española, portaba mensajes, compraba armamento y reclutaba adeptos a la guerrilla.

Tras ser detenida, por aparecer en un documento encontrado a Alejo Sabaraín, otro luchador independentista también detenido y condenado con ella, fue recluida en la cárcel del colegio del Rosario. Fue condenada a morir fusilada tras el consejo de guerra del 10 de noviembre llevado a cabo por el general Morillo y ejecutada a las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817. Una actuación muy en línea con la política de terror llevada a cabo en la Nueva Granada por los reconquistadores españoles, con el virrey Juan Sámano a la cabeza, a principios del siglo XIX. En la cárcel, Joaquín Monsalve escribió el famoso epitafio con las letras de su nombre ordenadas de manera distinta para leer: “Yace por salvar la patria” (Policarpa Salavarryeta).

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Billete de diez mil pesos colombianos

Dicen que hasta el mismo momento de su ejecución estuvo maldiciendo a los españoles. En lugar de ponerse de espaldas, posición obligada para traidores, ella solicitó hacerlo así pero arrodillada. Falleció víctima de los seis balazos de los seis soldados que formaban el pelotón de fusilamiento frente a los ojos de un gran número de personas presentes en la plaza Mayor de Bogotá. Las últimas palabras de la heroína antes de su ejecución fueron: “Aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. Viva la libertad!” Al ser una mujer, su cuerpo no estuvo expuesto públicamente. Dos de sus ocho hermanos, sacerdotes ambos, se lo llevaron a la iglesia de san Agustín.

Su nombre está no sólo en la tradición del país, sino también en una serie de televisión, “La Pola, amar la hizo libre”; en un billete de diez mil pesos; en una marca de cerveza, creada por la cervecera Bavaria en 1910 para conmemorar el centenario de la independencia, y en varios libros, “Policarpa Salavarrieta: una mujer en la guerra”, de Isabel Borja y Alfonso López editado por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas; “¡Viva la Pola!”, de Beatriz Robledo para la colección Libro al Viento de la Alcaldía Mayor de Bogotá, y el último “Policarpa, las mujeres y la libertad”, de Andrés Olivos Lombana publicado por la Gobernación de Cundinamarca. Para este último autor, tres palabras definen el carácter de Policarpa: “la indignación ante la pasividad e indiferencia, la pasión por el sueño y la utopía de los derechos humanos y coraje e intolerancia frente a la violencia y la corrupción.”

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Portada del libro “¡Viva la Pola!”

También el día de su fusilamiento está declarado como día cívico y “Día de la Mujer colombiana” en virtud de la Ley 44 del 9 de noviembre de 1967 del Congreso de la República “por la cual la Nación se asocia a la conmemoración del sesquicentenario del sacrificio de la heroína nacional Policarpa Salavarrieta”.

Determinar qué de lo narrado es chisme o rumor y qué verdad es tarea de investigadores. Lo cierto es que La Pola forma parte fundamental de la historia de Colombia y de América Latina. Es una de las protagonistas del libro de Germán Arciniegas “Las mujeres y las horas”, en el que afirma: “La inmensa mayoría de las mujeres de América ha dejado escritos sus nombres en los repliegues íntimos de la vida, que el viento de la muerte va borrando. Palabras escritas en el agua… pero las doce mujeres, que surgen aquí como ejemplo, tuvieron virtudes y pasiones que son comunes a todas las demás. Sólo que el heroísmo de la mujer no ha sido siempre de plaza pública.”

La Pola