viernes. 19.04.2024
cristina fernandez
Foto: La Casa Rosada.

El próximo gobierno tendrá un numeroso grupo de 'soldados' de Cristina

@jgonzalezok / El dedo de la presidente argentina no puede designar a su posible sucesor tras las elecciones de octubre, pero impuso el nombre del compañero de fórmula presidencial del oficialismo a Daniel Scioli. El gobernador de la provincia de Buenos Aires debería enfrentarse en elecciones internas al otro precandidato, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, mucho más querido en la Casa Rosada y en el kirchnerismo puro. Sin embargo, las encuestas le dan una clara ventaja a Scioli, por lo que la fórmula elegida para controlarlo fue imponerle a Carlos Zannini, uno de los pocos hombres en contacto directo con la presidente y con gran poder de decisión.

En los últimos días había surgido la versión de que el candidato a vicepresidente podría ser el hijo de Cristina, Máximo Kirchner. Tanto Scioli como Randazzo dijeron inmediatamente que estarían encantados con la posibilidad de llevarlo en la fórmula. Desconocido para el gran público, ya que solo dio un discurso y una entrevista radiofónica, las mediciones en las encuestas no solo desalentaron la maniobra; también se consideró que podía ser lo que en Argentina se denomina popularmente como piantavotos, es decir, podría espantar a los posibles votantes.

El entusiasmo del oficialismo por tener al hijo de la presidente como candidato con Scioli llevó a un intelectual kirchnerista –Eduardo Jozami- a plantear que una vez presidente, Scioli podría renunciar y así asumir Máximo Kirchner. Aunque después trató de arreglar sus palabras, en el fondo se refleja la desconfianza del kirchnerismo puro con Daniel Scioli, que fue vicepresidente con Néstor Kirchner y dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más importante del país, gracias a que siempre tuvo una importante base de votos propios.

Durante estos años Scioli soportó humillaciones públicas de la presidente y su entorno, que lo consideraban un neoliberal apenas encubierto. Ahora, con Zannini como compañero de fórmula presidencial, y sin un heredero político de Cristina, los ultrakirchneristas ya no tendrán escrúpulos para meter en la urna una papeleta electoral que lleve el nombre de Scioli. La labor del vicepresidente, si ganara en las elecciones de octubre, sería vigilar a Scioli para que mantenga el rumbo de estos años.

Según Daniel Scioli, la elección de Zannini para completar la fórmula de su candidatura partió de él y lo consultó con la presidente. Y justificó la elección porque “es una manera de dar certidumbre y tranquilidad a sectores que están integrados en el Frente para la Victoria –nombre electoral del kirchnerismo- con una persona que está comprometida, como yo”.

La diputada Diana Conti, del kirchnerismo duro –llegó a pedir una Cristina eterna, cuando todavía se soñaba con la posibilidad legal de la reelección-, consideró que “el proyecto de Cristina está súper consolidado con esta dupla” y que “con Zannini confirmamos el kirchnerismo puro y duro”.

Carlos Zannini es, seguramente, el personaje que más influencia ha tenido sobre los Kirchner, sobre todo tras la muerte de Néstor. Con el ex presidente jugaba al fútbol en la residencia presidencial de Olivos y tenía su despacho a solo unos metros en la Casa Rosada. Pero con Cristina pasó a almorzar varias veces a la semana y se convirtió en su principal confidente y apoyo político.

Su historia política está íntimamente atada a los Kirchner. Cuando Néstor llega a la intendencia (alcaldía) de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, lo hace secretario de Gobierno. Cuatro años más tarde, cuando Kirchner gana la gobernación, lo nombra ministro del gobierno provincial. Después sería el jefe del grupo parlamentario oficialista en el congreso provincial.

Su principal contribución en aquellos tiempos fue lograr la reelección indefinida, mientras los Kirchner decían oponerse a la re-reelección de Carlos Menem en el gobierno nacional. También la reforma que le permitió al poder provincial deshacerse definitivamente del procurador Eduardo Sosa, que molestaba con sus investigaciones. En 1999 llegaría a la presidencia del Superior Tribunal de Justicia de la provincia. En el 2003, ya presidente, Kirchner lo hace secretario de Legal y Técnica de la Presidencia.

De sólida formación jurídica, estuvo detrás de todas las grandes decisiones de los tres gobiernos kirchneristas. En sus escasas apariciones públicas –todas con militantes-, se esforzó en alimentar la mística: “vengo a buscar predicadores, gente que salga a dar la buena nueva de que todavía no hemos concretado todos los cambios, pero que vamos por el buen camino”, dijo en una ocasión. También es significativa otra frase que pronunció en septiembre de 2010, cuando la Corte Suprema de Justicia ordenó reponer al ex procurador de Santa Cruz, Eduardo Sosa: “¿Dónde está mi decepción con esta Corte? Nosotros la pusimos para otra cosa”, se sinceró.

De origen muy humilde, comenzó su formación política en la provincia de Córdoba, donde estudió abogacía. En aquella época militó en Vanguardia Comunista, de donde le quedó el apodo de El Chino. Estuvo preso entre el 28 de marzo de 1977 y el 8 de abril de 1978. Allí conoció, entre otros, a Gerardo Ferreira, que muchos años después sería titular de Electroingeniería, una de las empresas que más contratos del Estado consiguió durante el kirchnerismo, y que también incursionó en los medios.

Según Álvaro de Lamadrid, autor del libro El Pingüino emperador, Zannini es el constructor de Kirchner, “que le permitió ganar la intendencia por 156 votos y la gobernación por seis mil y pico, y es el que le da contenido político, o por lo menos discursivo, narrativo, al gobierno. Es el que siempre plantea las batallas para contrarrestar los problemas del gobierno”.

Hasta hace solo unos días, antes de que se viera obligado a declarar su admiración por Máximo Kirchner, se sabía que Scioli deseaba llevar como compañero de fórmula a algún gobernador del interior del país, ligado al Partido Justicialista tradicional. Pero en su segundo período como gobernador de Buenos Aires ya tuvo que admitir que le impusieran un comisario político, Gabriel Mariotto, con el que tuvo una incómoda cohabitación pero al que lograría neutralizar.

De aquí al sábado 20, la presidente terminará de confeccionar el resto de las candidaturas. Ella personalmente, con Zannini y su hijo Máximo, imponen los candidatos a diputados y senadores en todo el país. Y se espera que la agrupación juvenil La Cámpora se lleve la mejor parte. Con lo que el próximo gobierno tendrá un numeroso grupo de soldados de Cristina en el legislativo. 

Cristina Fernández decidió los candidatos para las elecciones de octubre