jueves. 28.03.2024
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El 7 de enero de este año, los atentados terroristas en París contra la revista Charles Hebdo en la que fueron asesinados a sangre fría 12 personas de la redacción, y al supermercado judío en la que murieron 4 rehenes, conmovió a los argentinos como al mundo y. El 18 de enero, once días después de los atentados, el polémico fiscal Alberto Nisman fue encontrado muerto en su piso por la madre y sus custodios. Nisman llevaba la causa del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El día 14 de enero, presentó al Juez Federal Ariel Lijo, en plena feria judicial, una denuncia por encubrimiento contra la presidente Cristina Fernández de Kirchner (CFK), su ministro de relaciones exteriores Héctor Timerman y el Secretario General de La Cámpora, Andrés Larroque, entre otros.

La situación creada por el suceso fue aprovechada por los medios de comunicación liderados por El Clarín, para reactivar el conflicto que mantiene una parte de la magistratura con el ejecutivo y movilizar a la oposición en un claro intento oportunista, cuando están próximas las elecciones, tanto para atacar al gobierno, como para forzar la unidad en torno a la candidatura de Macri. El último episodio de esta conjunción desestabilizadora, es la imputación de la presidenta el pasado 13 de febrero por el fiscal Polliciti, que heredó la denuncia de Nisman.

Más allá de si uno esta a favor o en contra de la política del gobierno de Cristina Fernández lo que esta en juego a raíz del caso Nisman, y cómo lo está gestionando el amplio espectro opositor, es la propia credibilidad y estabilidad de la democracia en Argentina.

El fiscal Alberto Nisman

El fiscal Alberto Nisman (1963-2015), en julio de 1997 se sumó a la investigación del atentado contra la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA) en la que murieron 85 personas. En 2005 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner creó la fiscalía especial  para impulsar la  investigación del atentado a la AMIA nombró al fiscal Nisman al frente y sumó al jefe de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (SI), el agente especial Jaime Stiusso, dotándola con significativos  recursos humanos y económicos,

Nisman y Stiusso, hombre muy relacionado con los servicios de inteligencia norteamericanos y  judíos, se centraron exclusivamente en la pista iraní, descartando la pista siria o una trama local, pese a las numerosas evidencias que había. Esta opción excluyente fue criticada por algunas asociaciones de familiares de las víctimas y por algunos periodistas independientes. En la colección de cables de la embajada norteamericana en Buenos Aires, dados a conocer por Wikileaks y recogidos en los libros “Argenleaks” y "Politileaks” de Santiago O´Donnell, se demuestra que Nisman recibía ordenes directas de la embajada estadounidense, una era no investigar la pista siria y la conexión local y de dar por cierta la culpabilidad de los iraníes.

Nisman anunció el 2005 que Ibrahim Berro era el conductor suicida y que sus hermanos en Michigan así lo habían declarado, la noticia ocupó las primeras páginas de todos los periódicos y cabeza de todos los telediarios. Poco después se demostró que Ibrahim había muerto en el Líbano. En los tres libros de investigación más importantes que se hicieron sobre el atentado, Salinas, Levinas y Lanata-Goldman, rechazan que fue un atentado con coche bomba conducido por un conductor suicida de Hezbolá, con apoyo logístico desde la Triple Frontera y por orden del gobierno iraní. Los cuatro autores hoy aseguran que el coche bomba no existió, desmoronando toda la historia de Nisman y los servicios de inteligencia.

Su gestión estuvo marcada por sus repercusiones mediáticas, pero sin obtener las pruebas necesarias que le permitieran avanzar en la resolución de la causa. “Está claro que mis prioridades están en otro lugar, para vos lo más importante es la puja de poder y salir en diarios, revistas y TV. Te felicito por haber conseguido lo que querías.” La frase es parte de una conversación entre el fiscal Nisman y su ex pareja, la jueza Sandra Arroyo Salgado.

El Memorándum de intenciones entre el Gobierno argentino y la República Islámica de Irán

El 25 de octubre de 2006, la justicia argentina acusó el gobierno iraní de planificar el atentado del edificio de la AMIA. ordenando la captura de siete ex funcionarios iraníes y un miembro operativo libanés del Hezbollah. Al año siguiente por las presiones de los gobiernos de Argentina y de Estados Unidos, la Interpol emitió “circulares rojas” para capturar a los fugitivos iraníes y llevarlos ante la justicia. En 2009 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó a la República Islámica de Irán, en un discurso en las Naciones Unidas, que extraditaran a los funcionarios sospechosos de haber participado en los atentados terroristas. El gobierno iraní nunca colaboró con la justicia argentina y siempre se negó a la extradición de los acusados.

Con la intención de agilizar en la causa, atascada durante casi veinte años, en 2013 el gobierno argentino firma un memorándum de intenciones con el gobierno de Irán en Addis Abeba (Etiopía). El elemento clave del acuerdo era la creación de una Comisión de la Verdad, compuesta por juristas de terceros países, seleccionados de acuerdo a su reconocido prestigio legal internacional. El acuerdo entraría en vigor una vez aprobado por los respectivos parlamentos. Los iraníes no hicieron más que poner pegas y descafeinar el acuerdo que al final no fue aprobado por su parlamento. En Argentina tanto el contenido como la gestión del memor2014,de n su "enérgico rechazo" o de la oposici parlamentos. de nes de los gobiernos de Argentina y de Estados Unidosándum recibió críticas de todos los sectores tanto de la oposición como de sus partidarios y aliados, y las asociaciones de judíos residentes en la Argentina expresan su "enérgico rechazo". En mayo de 2014, la Justicia argentina declara inconstitucional el acuerdo con Irán.

La denuncia del fiscal Nisman contra la presidenta Cristina Fernández

Dos años después de la firma del memorándum de intenciones, el 14 de enero el fiscal Alberto Nisman presentó directamente al juez federal Ariel Lijo la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández, al canciller Héctor Timerman y varios funcionarios públicos. El motivo es por encubrir a los iraníes acusados del atentado contra la AMIA debido a las negociaciones comerciales que mantiene con Irán.

Inmediatamente el juez de la causa principal del atentado Canicoba Corral, de quien dependía Nisman, lo acusó a través de distintos medios radiales y televisivos de "iniciar una investigación paralela" dirigida por los servicios de inteligencia. El juez puso en duda la legalidad de los procedimientos llevados a cabo por el fiscal y planteó su sospecha de que el accionar del fiscal estaba directamente relacionado con cambios ocurridos en la Secretaría de Inteligencia que le costaron el cargo a Jaime Stiusso. “La dirección de la investigación la tenía el fiscal, coadyuvaban en la investigación, entre otros, la Secretaría de Inteligencia. Acá, por lo que yo he visto, hay como una desviación. Me parece que los conducidos resultan ser los conductores….Me parece que sucedió algo, que es que terminó conduciendo Stiusso la investigación y no al revés. El que debía conducir la investigación era el fiscal y no los servicios de inteligencia”.

Para presentar una denuncia que apenas contenía pruebas, interrumpió las vacaciones que disfrutaba con su hija en España, sabiendo que había feria judicial y que en enero no iba a tramitarse. Por ello la jueza María Servini de Cubría al negarse a habilitar la feria judicial, cosa que Nisman no le solicitó pese a sus urgencias en presentarlo, lo argumentó porque faltan pruebas de cada afirmación. La denuncia del fiscal que tiene 290 folios (http://contenidos2.clarin.com/edicion-electronica/20150120/Denuncia_Nisman/), pero no hay una sola prueba ni contra la trama iraní ni contra la presidenta ni el canciller. ¿cuál es la causa de la prisa en presentar la denuncia que sabe que es débil porque no tiene pruebas, es una de las tantas preguntas sin respuesta? ¿será verdad que le habían prometido dos testigos para apoyar su denuncia, y que a último momento le avisaron que no los tendría?

Una causa pudo ser la repercusión internacional del atentado terrorista en París y que El Clarín aprovechó para atacar a la presidenta y al canciller del  gobierno. Otro motivo pudo ser que en el mes anterior el gobierno había descabezado la Secretaría de Inteligencia (SI) removiendo a los dos jefes políticos, Héctor Icazuriaga y Francisco “Paco” Larcher y desplazado al jefe de operaciones, Antonio Stiusso, estrecho colaborador de Nisman.

El día anterior, 13 de enero, Nisman había informado a los medios de comunicación que iba a presentar la denuncia y les entregó un resumen hecho por él mismo. El motivo, manifestó, es que no se podía exhibir la totalidad de la acusación porque había miembros de la SI involucrados.  Se refiere a Allan Bogado y Héctor Yrimia, que resultaron no solo que no pertenecían al SI, sino que éstos los habían denunciado en noviembre de 2014 por delitos de tráfico de influencias y extorción.

El origen de la denuncia está en las declaraciones bajo juramento de dos periodistas argentinos que les mostraron una comunicación interna de la Cancillería iraní donde se afirmaba que el gobierno argentino podía dejar de perseguir a los acusados por el atentado a la AMIA a cambio de acuerdos económicos. Sólo un funcionario de la embajada israelí o del Mossad les pudo enseñar el documento que estaba escrito en inglés, cuando los escritos oficiales iraníes están escritos en farsi. Nadie vio los originales, ni siquiera Nisman.

La denuncia también contiene 5.000 horas de grabaciones telefónicas a un ciudadano argentino de la colectividad árabe, Jorge Khalil, que les decía a sus contactos iraníes que había hablado con dirigentes kirchneristas, que decían que otros dirigentes hablaban sobre los beneficios mutuos del Memorándum de Entendimiento entre Irán y Argentina, que solo pudo facilitarle los servicios de inteligencia.

Entre las afirmaciones que realiza Nisman es que el acuerdo tenía como uno de los principales objetivos intercambiar petróleo iraní por granos argentinos ya que el país vivía una seria crisis energética. Como quedó demostrado en esa época Argentina no tenía ninguna crisis ni necesidad de importar petróleo, además el petróleo iraní al ser pesado (altos índices de azufre) no puede ser procesado en las refinerías argentinas.

Ahora bien, el elemento clave de la denuncia es su afirmación de que con el memorándum se levantarían las órdenes de captura con alertas rojas de Interpol contra los funcionarios iraníes acusados por el atentado a la AMIA. El fiscal sabía que cualquier cambio en las órdenes de captura sólo puede provenir del juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral y no del ejecutivo. El propio secretario general de Interpol, Ronald Noble se encargó de desmentir la acusación del fiscal Nisman en una nota firmada el 15 de enero. Noble fue taxativo: “Nisman miente”

Muerte de Nisman: suicidio, suicidio inducido, homicidio…

A raíz de la denuncia, el Congreso creó una comisión especial para estudiar las acusaciones del fiscal Nisman. El grupo de diputados debería analizar las evidencias presentadas y decidir si la denuncia procede. La comisión fue convocada para el lunes 19 de enero. La debilidad de la denuncia y la falta de pruebas que puso en evidencia la jueza cuando la presentó, hacían presagiar que el oficialismo lo iba a dejar en evidencia y tenía que saber que sería un desastre para él. Su trabajo como fiscal en las dos investigaciones, tanto en el atentado a la AMIA y en el memorándum, quedaría marcado por el fracaso.

El domingo 18 de enero, miembros de la custodia de Nisman informan que el fiscal no respondía a las llamadas, por lo que buscan a la madre. El fiscal es encontrado muerto en el baño. Al día siguiente todos los medios de comunicación publican que Alberto Nisman falleció la noche anterior en su departamento de Buenos Aires. Según fuentes oficiales el cadáver fue hallado con un orificio de bala en la sien y con una pistola calibre 22 debajo del cuerpo, desatando un temporal mediático que aun continúa.

La fiscal que investiga el caso, Viviana Fein lo calificó de "muerte dudosa". Todo lo comprobado concuerda con la hipótesis del suicidio. Los forenses certificaron que la pistola que acabó con su vida fue disparada muy próxima a su sien, a una distancia no mayor a un centímetro, que el cuerpo adquirió rigidez inmediata y que Nisman no tenía lesiones defensivas. Además en la escena de la muerte no había rastros de lucha en el baño, ni arrastramiento del cuerpo ni sangre esparcida en distintos lugares, ni restos de ADN distintos a los de Nisman. Todo indica que el fiscal se pegó el tiro sentado sobre el inodoro y cayó hacia la puerta, bloqueándola. Eso hacía imposible abrirla desde afuera del baño sin producir un arrastramiento. Así lo encontraron su madre y los custodios. Aunque la investigación concluyera de manera terminante que el fiscal Nisman se suicidó, no hay una sola prueba que demuestre un homicidio, muchos no lo creerían. Es una muerte que se prestará para la especulación y la manipulación mediática y política por mucho tiempo.

La investigación continúa y se están procesando pruebas esenciales, en particular las comunicaciones de Nisman, sea por llamadas telefónicas, mensajes de texto o por soportes informáticos para encontrar algo que oriente la investigación. Por otro lado la investigación recae sobre dos personas, su colaborador Diego Lagomarsino y el ex jefe de operaciones del servicio de inteligencia, Alberto Stiusso.

Diego Lagomarsino contratado por Nisman en 2007, fue la última persona que lo vio con vida y fue quien le entregó el arma que produjo la muerte del fiscal. Técnico en electrónica y en informática, tenía un salario muy superior a la media (4.000€ al mes), no aparecía en la sede de la fiscalía donde se desconocía a que se dedicaba y despachaba por lo general en la casa del fiscal. El día que Nisman presentó la denuncia le comentó: “Yo esto lo tengo que hacer, no tengo alternativa”. El sábado lo llamó para pedirle prestada una pistola por razones de seguridad. Nisman le comentó  que “el día anterior lo había llamado Stiusso”. Lagomarsino le dijo a una jueza amiga de la familia: “Ahora, atando cabos, me doy cuenta de que cuando me pidió el arma, Alberto (por Nisman) ya sabía lo que iba a hacer”. Actualmente esta imputado por la fiscal Viviana Fein por el delito de facilitar un arma a una persona sin licencia de usuario.

Stiusso, ex jefe de operaciones, fue “jubilado” de la SI en diciembre pasado. Trabajó junto con Nisman en la causa del atentado desde que Kirchner creo la fiscalía especial. El gobierno resolvió relevar de su obligación de guardar secreto para que pueda declarar. Debería responder sobre las llamadas que cruzó con Nisman, tanto las realizadas durante las vacaciones de éste y su relación con el precipitado regreso, como de las  tres ocasiones que Nisman se comunicó con él en los dos días previos a su deceso, que surgieron del examen pericial de un celular de Nisman. Tal vez aclare porqué si fue la SI quien le proporcionó la información para su escrito, no le dijo a Nisman quienes eran Bogado e Yrimia, ya que fue él quien presento la denuncia contra ellos y dejó que el fiscal cometiera un error de bulto que descalifica su denuncia.

Se desata la crispación, la oposición se moviliza

El mismo día que saltó la noticia, convocada por las redes sociales se concentró una multitud en la Plaza de Mayo, que no llegó a llenarla. Muchos venían con carteles que decían“ Yo soy Nisman”. “Muerte a Cristina”, “Kristina asesina”, “Cristina, ¿quién dio la orden?”, “Muerte a la Cretina”, entre otros en el mismo tono. A lo largo de las dos horas que duró la concentración, hicieron acto de presencia líderes de los distintos partidos de la oposición. Algunos fueron recibidos con gritos de “blandos”. Un importante sector social de Argentina acababa de hacer a Alberto Nisman un héroe.

Mientras tanto el gobierno daba una de cal y otra de arena. La presidenta lanzaba hipótesis a través de las redes sociales. Al principio habló de suicidio entre signos de interrogación, después que había una "operación contra el Gobierno" dando a entender que lo habían matado los mismos que lo habían embarcado en la denuncia, al final volvió a la tesis de que el Nisman se quitó la vida. La conducta del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de romper en una rueda de prensa un artículo del Clarín mientras desmentía la noticia, fue una actitud antidemocrática con repercusiones muy graves para su gobierno. También la falta de gestos y palabras hacia la familia del fiscal, es otra más a sumar a las de cal.

Por otro lado, el Gobierno decidió levantar el secreto del sumario y publicar en Internet las 290 páginas de la denuncia, y otros documentos de la causa buscando generalizar el acceso a la información y mayor transparencia; relevarle de guardar el secreto a Stiusso; llevar al poder legislativo la iniciativa de crear la Agencia Federal de Inteligencia, entre otros iniciativas.

A medida que pasa el tiempo la denuncia va perdiendo fuerza y credibilidad ante la fuerza de los hechos. Ya muchos periodistas de los medios más recalcitrantes van asumiendo la debilidad de las acusaciones, la irracionalidad de su fundamentación jurídica y la falta de pruebas. Pero para las fuerzas que ven en el caso Nisman una ocasión de desestabilizar el gobierno y una oportunidad de unir el conglomerado opositor, la muerte del fiscal la traducen como confirmación de la calidad de su trabajo, y a través de su enorme poder mediático transforman a Nisman en un estandarte, mientras presentan al oficialismo como culpable, cuando no ejecutor, de un asesinato.

El velatorio de Nisman estaba reservado para familiares. La mutual judía dio a conocer en un comunicado: “El pedido expreso de la familia y de AMIA es que tanto las ceremonias del velatorio como el entierro puedan realizarse en un marco de absoluto respeto hacia su memoria”. Pero en la calle un grupo de manifestantes con consignas opositoras al Gobierno causaron disturbios. Los momento de mayor tensión fueron cuando la procuradora Gils Carbó fue agredida verbalmente y  cuando llegó una ofrenda de la Procuración General y un grupo arrancó la cinta de la corona y la pisoteó en la calle. También sufrieron agresiones los reporteros de los distintos medio de comunicación, especialmente los oficialistas.

Para el 18 de febrero un grupo de jueces y fiscales han convocado una manifestación al mes de la muerte de Nisman para que se aclaren el atentado a la AMIA y la muerte del fiscal, que se espera que sea masiva. Entre los convocantes hay dos, Raúl Pleé y Germán Moldes que fueron acusados de entorpecer la causa AMIA. A la convocatoria se sumó la mayoría de los grupos opositores y pese a que será en silencio nadie duda de su politización. Como en el velorio y el entierro del fiscal, estarán los que traten de usar en provecho propio la muerte del fiscal.

Malos tiempos para el sosiego y la tolerancia que amenazan a la democracia

En la causa Nisman hay que esperar y dejar que la justicia trabaje tranquila y objetivamente sobre hechos probados, pero el escándalo político y jurídico, atizado por los medios de comunicación, lo hacen muy difícil. La jueza y ex esposa del fiscal Nisman, Sandra Arroyo Salgado, declaró esta semana en una audiencia abierta en el Senado que no es oficialista ni opositora y pidió “no seguir politizando” la investigación de la muerte de Nisman. Pero su petición parece casi utópica, por ello la investigación de “muerte dudosa” del fiscal Alberto Nisman es mucho más que una prioridad. Si se logra la resolución del caso de una forma creíble, argumentada y probada, el Estado habría cumplido con su deber con la familia y con el conjunto de ciudadanos argentinos, legitimando al sistema democrático.

Pero unos y otros han trazado una raya y se solo se puede estar en uno u otro lado. La Presidenta habla de “nosotros” y “ellos”, la medios de comunicación opositores calientan el ambiente, mientras algunos jueces y fiscales y las organizaciones políticas y sociales de la oposición se movilizan en la calle. Waldo Wolf, Vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), dijo en el entierro de Nisman: “Me es imposible representar el sentir de una sociedad argentina tan crispada y dividida como la actual.” Los demócratas no deben dejarse envolver en la espiral de la intolerancia y odio que llevan a la polarización y a la ruptura de la sociedad, frustrando los principios y valores de la democracia y de la libertad, igualdad, justicia y fraternidad.

El caso Nisman puso en marcha un proceso que no hace más que profundizar la histórica polarización de la sociedad argentina. A 10 meses de las elecciones presidenciales, la dinámica que se está entrando anticipa la campaña electoral más feroz de la recuperación democrática. Dependerá de la templanza y calidad de los dirigentes de todos los partidos políticos para que sean un ejemplar acto de la libre determinación de la ciudadanía argentina.

El 'caso Nisman', la democracia en peligro