jueves. 25.04.2024
scioli
Foto: Europapress

@jgonzalezok / Cuando faltan menos de dos semanas para las elecciones argentinas del 25 de octubre, los sondeos siguen marcando una clara indefinición. Aunque hay un claro favorito, el oficialista Daniel Scioli, hay otros dos candidatos que pueden obligarle a ir a una segunda vuelta y ahí el resultado ya no está tan claro. Encuestas publicadas este fin de semana señalan que Scioli no llegaría al 40% en la primera vuelta, única forma de evitar el ballotage, siempre que además tuviera una ventaja de diez puntos sobre el segundo.

Una encuesta de Poliarquía y el diario La Nación le da a Scioli (Frente para la Victoria) un 37,1% en intención de voto. Le sigue Mauricio Macri (Podemos), con un 26,2%; Sergio Massa (UNA), con 20,01%; Margarita Stolbitzer (Progresistas), llega al 3,8%; Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) estaría en el 3,3%; y Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) llegaría al 1,9%.

A pesar de la ventaja de 6 puntos que Macri se saca a Massa, éste cree todavía que es posible alcanzar al todavía alcalde de Buenos Aires y ser él quien compita en la segunda vuelta con Scioli. De hecho está levantando en las encuestas en las últimas semanas, gracias sobre todo a la libertad que le da no perder nada a la hora de hacer propuestas más audaces y taquilleras en determinado público, como las relacionadas con el tema de la inseguridad.

Macri confía en que en una eventual segunda vuelta logre la mayoría del voto de Massa, pero hay analistas que creen que en esa eventualidad los peronistas –mayoría de sus votantes- preferirán a otro peronista, sobre todo a alguien como Scioli, que confían podrá librarse de la influencia del kirchnerismo. Sergio Massa, por su parte, intenta convencer al electorado de que el voto útil es para él, con el argumento de que Macri no podría ganarle a Scioli.

De los seis, solo los tres primeros tienen posibilidades de victoria. La oferta parece variada, pero en los tres primeros casos se trata de candidatos con perfiles muy similares: conservadores que coinciden en muchas de sus posiciones. No se puede hablar de programas, porque no existe un corpus elaborado, pero sí de actitudes y talantes. Lo más llamativo, quizá, es que Massa, un ex kirchnerista que sirvió a Cristina Fernández como jefe de Gabinete, tenga algunas propuestas que suelen ser consideradas más conservadoras que las del propio Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires, al que comúnmente se identifica con la derecha.

En los otros tres candidatos –Margarita Stolbitzer, Nicolás Del Caño y Alberto Rodríguez Saá-, hay más variedad de propuestas: una candidata progresista, un trotskista y un peronista conservador. Pero no hay ninguna posibilidad de que influyan en el resultado final y recibirán votos testimoniales.

Daniel Scioli es candidato del kirchnerismo, a pesar del kirchnerismo. Fue ungido por el dedazo de Cristina por el fracaso de establecer un liderazgo que responda al perfil que le gustaría a la militancia y a la propia presidente.

Scioli, 58 años, está obligado a mostrar un alineamiento con el gobierno de Cristina Fernández. En cuanto se sale del libreto le llueven los palos, de la presidente y de otros representantes del kirchnerismo duro. De momento, lo único que puede hacer es lanzar mensajes a través de terceros para intentar captar al votante indeciso y tranquilizar a los mercados internacionales.

El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que tiene un puesto asegurado en un futuro gobierno de Scioli –seguramente como responsable de Exteriores-, dijo en Washington, en una reunión del Consejo de las Américas, que era necesario negociar con los fondos buitre para poder volver al mercado internacional de créditos. También sostuvo que es necesario reconstruir la confianza en el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo), cuyas estadísticas están totalmente desprestigiadas. Incluso habló de tocar las retenciones a las exportaciones de granos y la necesidad de bajar la inflación a un dígito.

Todas ideas compartidas también por Macri y Sergio Massa, pero que ponen en duda el relato oficial del gobierno actual. “Me llama la atención cuando en la Argentina se escuchan voces que dicen que hay que ir a arreglar (con los fondos buitre)”, dijo el ministro de Economía, Axel Kicilloff, en referencia a lo dicho por Urtubey. Y añadió que sostener esta posición “se basa en equívocos, en la ignorancia o en una mala interpretación”.

Quien replica a un seguro ministro de Scioli, caso de ser el vencedor de las elecciones, no es solo el ministro de Economía del actual gobierno. Es el primer candidato a diputado en la lista del oficialismo y seguro jefe de la comisión de Presupuesto en el Congreso. Será uno de los soldados del cristinismo, que hará de guardián ideológico ante el futuro gobierno. El kirchnerismo se aseguró que podrá tener la fuerza suficiente en el próximo Congreso para condicionar al futuro gobierno, sea de Scioli o de la oposición.

En una campaña hueca, donde los principales candidatos apenas dan pistas concretas de cómo encararían una salida al laberinto que recibirán en herencia, lo cierto es que hay seguridad de que se viene un ajuste. La única duda es si habrá una política de choque o se apostará por el gradualismo, aunque hay una tercera opinión que sostiene que es una discusión sin sentido.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la campaña no solo la llevan adelante los candidatos. La presidente, Cristina Fernández, también interviene intensamente en la misma. Sobre todo a favor de su hijo, Máximo, y de su cuñada, Alicia Kirchner, actual ministra de Acción Social y candidata a gobernadora de la provincia de Santa Cruz.

Cristina ha intensificado sus apariciones públicas, con cadenas nacionales –obligatorias- reiteradas. La media este año es de más de una cadena nacional por semana, a pesar de que la ley establece que solo se puede usar en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional. En la última, además de hacer campaña proselitista, simplemente inauguró una piscina.

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