jueves. 28.03.2024
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@jgonzalezok | La única incertidumbre que quedaba en las elecciones presidenciales chilenas era el porcentaje de abstención, que se temía alto. Y se confirmaron los pronósticos, ya que la abstención fue del 59 %, un 15 % más que en la primera vuelta. No obstante, se puede considerar que la socialista Michelle Bachelet consiguió un gran triunfo, con más del 62 % de los votos, frente al 37 % de su rival, Evelyn Matthei. Es el peor resultado de la derecha desde la recuperación de la democracia, en 1990. Y el mejor resultado para un presidente vencedor en el mismo período. Será la primera presidente que repetirá mandato.

“Es momento de empezar a hacer transformaciones de fondo”, dijo Bachelet después de conocer el resultado de las urnas, en un discurso sobre la mítica Alameda de Santiago. Al agradecer especialmente a los jóvenes “por haber expresado en las calles “las ansias de establecer un nuevo sistema educativo”, dio una señal de que ése será uno de sus principales objetivos en los próximos cuatro años. “Hoy nadie puede tener ninguna duda., el lucro no puede ser el motor de la educación, la educación no puede ser una mercancía”, afirmó. 

Las principales promesas electorales de Bachelet fueron hacer de Chile un país más justo y moderno. ¿Cómo?, mediante una reforma fiscal que pretende recaudar unos 8.200 millones de dólares más, que irían destinados fundamentalmente a la reforma de la educación, que se pretende de calidad y gratuita. El grueso de este monto vendría por el aumento del 20 % al 25 % en el impuesto de sociedades, y un mejor control sobre la evasión fiscal. Las reformas políticas, sin embargo, están algo más complicadas por la relación de fuerzas en el parlamento, elegido el pasado 17 de noviembre, fecha de la primera vuelta de las presidenciales. 

Bachelet aseguró que están dadas las condiciones políticas para llevar a cabo los cambios necesarios, aunque los datos fríos señalan que no va a ser fácil. Las fuerzas que respaldan a Bachelet lograron aumentar su presencia en el parlamento. Subieron de 57 a 67 el número de diputados y de 20 a 21 el de senadores. La derecha bajó de 55 diputados a 49, manteniendo en 16 el número de sus senadores. Esto significa que, en principio, no dispondrá de la mayoría suficiente para las reformas constitucionales o la reforma electoral. Para las primeras, debería tener dos tercios, es decir, 80 diputados y 26 senadores; y para cambiar la ley electoral, tres quintos, lo que supone 72 diputados y 23 senadores. 

Cuando Bachelet vuelva a instalarse en el Palacio de la Moneda, tendrá frente a sí un país con una economía que se está desacelerando, aunque sigue teniendo una situación que envidian alguno de sus vecinos: este año crecerá un 4,2 %, después de haberlo hecho a más del 5 % en los tres años anteriores. Y el Banco Central cree que en el 2014 volverá a bajar el crecimiento, que estima en una franja que va del 3,7 % al 4,75 %. La inflación se mantendrá el próximo año por debajo del 3 % y el desempleo estaría en torno al 7 %. Se prevé también una menor inversión, sobre todo en la minería, el principal sector de la economía del país. La principal razón es la desaceleración económica de China, que es el principal comprador del cobre chileno.

La transición será suave y de acuerdo a las más exquisitas reglas del juego limpio y la cortesía, como es habitual en Chile. El presidente saliente, Sebastián Piñera, llamó telefónicamente a Bachelet una hora y media después del cierre de la votación y en el diálogo entre ambos, que transmitió la televisión, el mandatario reconoció que había sido un gran triunfo. Y anunció una actitud “leal y comprensiva” ante el próximo gobierno. Le deseó el mayor de los éxitos porque “más allá de las diferencias, queremos lo mejor para Chile”. También señaló “mañana me encantaría ir a verla y empezar a preparar el cambio de mando”, que tendrá lugar el 11 de marzo. El encuentro ya se concretó y tendrá lugar a las 9 de la mañana en el domicilio particular de Bachelet.

La candidata derrotada, Evelyn Matthei, reconoció el resultado mucho antes de terminar el recuento de votos y fue personalmente a felicitar a Bachelet a su comando electoral. Matthei aceptó que la derrota era de su exclusiva responsabilidad política, aunque la campaña demostró que la candidata no tuvo el apoyo incondicional que deberían haberle ofrecido los dos partidos que la postularon, Renovación Nacional y UDI.

La alta abstención registrada en las elecciones, que no empaña los resultados, sí preocupa a la clase política chilena. La propia Michelle Bachelet hizo referencia al tema en su discurso de la victoria: “hay un número importante de chilenos que no fue a votar (…) tenemos que hacer que esos chilenos vuelvan a creer en la democracia”. El voto ha dejado de ser obligatorio en Chile. Hasta las pasadas elecciones presidenciales el ciudadano debía registrarse para votar y, a partir de ahí, tenía obligación de ejercer el sufragio. Ahora el registro es automático, pero el voto es voluntario. Este hecho, más una campaña que no suscitó entusiasmos y un creciente descontento con un país que crece pero no reparte con equidad, parecen haber sido las causas principales de la abstención.

Bachelet arrasó con más del 62% de los votos