sábado. 27.04.2024
sumar
Los cinco ministros de la coalición Sumar.

Resuelta la investidura de Pedro Sánchez y constituido el nuevo gobierno de coalición progresista a Sumar se le plantea el difícil desafío político-organizativo que supone pasar de ser un movimiento de carácter coyuntural (responder a los desafíos electorales) a una organización con responsabilidades de gobierno. Y hacerlo en los inicios de una legislatura bronca y complicada por la oposición frentista del PP, Vox y los poderes fácticos (empresariales, financieros, mediáticos, culturales, judiciales, religiosos) y la escasa fiabilidad de los apoyos independentistas. Su mayor dificultad estriba en la pluralidad de partidos y organizaciones de la izquierda alternativa que conforman Sumar, con sus lógicas diferenciales. La manifestación más clara de esas dificultades es la conflictiva relación con Podemos, agudizada tras su exclusión del gobierno, una confrontación de imprevisibles consecuencias. Eso en el plano organizativo. En el político la dificultad estriba en encontrar un común denominador que le permita a Sumar actuar con una sola voz sin que eso suponga la pérdida de la enriquecedora pluralidad interna. Pues bien, la experiencia demuestra que para lograrlo es necesario dotarse de un (nuevo) modelo teórico, entendido como el conjunto sistematizado de herramientas conceptuales que facilita la comprensión y, por tanto el manejo de la realidad (capacidad predictiva), y no una guía a modo de catálogo sobre el mobiliario del sistema. Todo modelo teórico incluye una descripción del sistema socioeconómico y su comportamiento (hipótesis con base empírica) que indica cómo lograr los objetivo políticos estratégicos, de forma que los resultados permitan comprobar su consistencia interna e irla reajustando en un proceso adaptativo (prueba-error). Es decir, el modelo teórico es una interpretación probabilística de la evolución del sistema, un predictor de las posibilidades de alcanzar los resultados esperados, lo que dependerá tanto de la actividad interna de sus componentes (lucha de clases e intereses), como de las variables ocultas generadas en el propio proceso, que determinan su nivel de incertidumbre. De ahí que la primera exigencia sea que el modelo teórico se fundamente en el conocimiento científico, en este caso el que aportan las Ciencias de la Complejidad [1], y no en entelequias idealistas (el pueblo como sujeto hegemónico) que reducen la dinámica complejidad social a la estática identidad tribal (pueblo español, pueblo catalán, etc.), base de los nacionalismos, anulando o subordinando las complejas y variadas identidades de la clase trabajadora (obreros industriales, empleados de servicios, peones y jornaleros, funcionarios, trabajadores por cuenta propia, trabajadores sociales, trabajadores de la cultura, etc.) y las complejas relaciones distribuidas de poder que mantienen el sistema. Porque al igual que no se puede entender qué es el agua sin tener una teoría molecular, tampoco podremos actuar en el sistema socioeconómico sin un modelo teórico sólida y científicamente fundamentado que lo describa.

A Sumar se le plantea el difícil desafío político-organizativo que supone pasar de ser un movimiento de carácter coyuntural a una organización con responsabilidades de gobierno

La exigencia de un modelo teórico es aún más urgente cuando Sumar solo puede exhibir, y no es poco, un programa de mejoras sociales, económicas y laborales, sin vinculación estratégica con un proyecto transformador del sistema socioeconómico capitalista que termine alumbrando un nuevo modelo de ser y estar en sociedad. Una fuerza de izquierda alternativa, que además se autodefine transformadora, no puede ser sólo reivindicativa, ni su acción limitarse a ir unos pasos más allá de las propuestas socialdemócratas, porque eso supone su desdibujamiento político y, finalmente, olvidar su razón de ser. Más cuando la socialdemocracia como la española adopta posiciones menos complacientes con el sistema capitalista poniendo el acento en la dimensión social. En la convulsa etapa histórica que vivimos por efecto de las dos grandes presiones evolutivas, la Revolución Digital y el Cambio climático que están reconfigurando la forma de trabajar, relacionarse y participar de la ciudadanía, un modelo teórico basado en la ciencia es la base de cualquier actividad política eficaz. Cuando no se tiene, o el que se tiene resulta inservible, como ocurre con el de la izquierda revolucionaria del siglo pasado, la acción política está condenada a perderse en los dinámicos flujos de la coyuntura; o a cometer graves errores por ceguera posicional (no percibir las potencialidades ganadoras de una situación). Basta con mirarse en el espejo de Podemos. En su corta, vertiginosa y malograda singladura, ha cometido graves errores que evidencian la ausencia de un riguroso modelo teórico, y ha sido la causa principal del continuo reajuste de sus planteamientos según la praxis política y los resultados electorales iban marcando la configuración del tablero político. Por ejemplo, en apenas dos años Podemos pasa de sus iniciales planteamientos antagonistas a otros de carácter agonista [2]; de la enmienda a la totalidad del llamado Régimen del 78, fuente de todos los males, a su aceptación [3]; de la frontera nosotros/ellos al espacio común; de ningunear a IU (con sus viejas banderas) a formar coalición; de tratar de sustituir a PSOE (Iglesias califica a Podemos de nueva socialdemocracia) a tratar por todos los medios de gobernar con ellos; pasar de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones, ante la inviabilidad del ansiado asalto a los cielos, lo que convierte el éxito electoral y la posibilidad de entrar en el gobierno en condición de su propia existencia. 

La respuesta de Podemos al fracaso histórico del modelo teórico imperante en la izquierda revolucionaria del siglo pasado es el discurso populista de izquierdas (laclaudiano). Una especie de juegos del lenguaje trufado de palabrería discursiva (relato) y disquisiciones reduccionistas sobre la lucha política por el sentido que permite sesudos análisis académicos pero que, a la hora de la praxis política, carece de la capacidad de planteamientos estratégicos y propicia errores tan sonados como frustrar la investidura de Pedro Sánchez en 2016 bajo la excusa del acuerdo con Ciudadanos, en realidad un órdago del tipo con nosotros o nada [4]. El resultado, tras la repetición electoral, es demoledor: más de un millón de votos perdidos por UP respecto a los obtenidos anteriormente por separado; Rajoy fortalecido y el PP recuperando votos y escaños; el PSOE derechizado, en peligro de ruptura. Vuelve a reincidir en la misma ceguera posicional y en el mismo gusto por las situaciones límite (que continuará con Ione Belarra como Secretaria General de Podemos) en 2019, provocando nuevas elecciones al no aceptar, en un insólito regateo de carteras y competencias impropio de un partido nacido del 15M, la oferta de Pedro Sánchez para formar el primer gobierno de coalición progresista. Por no hablar de la defensa numantina de la excelente llamada ley del solo sí es sí tras negarse a corregir sus defectos técnicos hasta el punto de votar contra el gobierno del que formaban parte su reforma, pero al que se aferran como una tabla de salvación. La ausencia de un verdadero modelo teórico, más allá de otros factores como la personalidad del líder y la permanente ofensiva de las derechas, explica el ascenso y caída de Podemos, una organización nacida al calor y bajo el impulso del 15M, que hoy se enfrenta a un grave problema existencial. Para convencerse de que es necesaria una reflexión profunda sobre lo acontecido y sus derivadas políticas basta echar un vistazo a los datos: en tan solo 4 años, Podemos ha pasado de obtener casi 5 millones doscientos mil votos y 69 escaños en las elecciones generales de 2015, a poco más de 3 millones y 35 escaños en las de 2019, cifra que de no haber concurrido en coalición con IU habría sido seguramente bastante menor. El fenómeno contiene una alta dosis de pedagogía de los hechos de la que extraer lecciones si queremos que la izquierda alternativa representada por Sumar tenga futuro y pueda convertirse en transformadora.

Las leyes de la evolución socioeconómica

Para lograrlo resulta ineludible tener una idea clara de las características definitorias (hipótesis científicas) [5] de la naturaleza de los sistemas socioeconómicos que conforman el espacio relacional de la actividad humana, así como las razones por las que evolucionan a fin de que puedan desarrollarse procesos de transformación. Hay distintos enfoques a la hora de describir las sociedades humanas (antropológico, micro y microsociológico). Pero hay consenso en considerarlas como un conjunto de interrelaciones entre diferentes partes (individuos, grupos, instituciones) que interactúan de acuerdo a objetivos, lo que exige un conjunto asumido (o impuesto) de reglas, normas y valores. Se trata de una forma específica de organización sistémica por su dimensión cultural. Siendo más precisos, de un sistema complejo, no lineal, abierto, dinámico y adaptativo, dotado de dimensión cultural que caracteriza y confiere al sistema propiedades emergentes únicas. Un sistema con sus desarrollos caóticos (crisis), sus bifurcaciones (alternativas), sus procesos adaptativos (reformas), y su capacidad evolutiva (transformación) que trasciende la evolución biológica, fruto de mecanismos azarosos, aleatorios y ciegos, cuyos resultados depura la selección natural, tal como describe la teoría darwiniana. Esta dimensión cultural, fruto a su vez de la evolución de los sistemas biológicos [6], supone que los humanos, dotados de pensamiento reflexivo y lenguaje simbólico, actuamos como diseñadores inteligentes (agentes racionales de nuevas realidades) en el desarrollo evolutivo del sistema socioeconómico. Es la capacidad creativa y electiva, expresión de la máxima complejidad de un sistema, la que orienta la evolución en una dirección u otra. En este sentido me gustaría destacar las aportaciones de Michael L. Wong y otros, del Instituto Carnegie para la Ciencias, plasmadas en su artículo On the roles of function and selection in evolving systems (Sobre los roles de la función y la selección en los sistemas en evolución) donde sostienen haber descubierto una nueva ley universal de la naturaleza que denominan Law of increasing functional information, loque viene a confirmar el modelo teórico de transformación de los sistemas socioeconómicos basado en la teoría de la complejidad. Básicamente, esta nueva ley explica la tendencia natural de los sistemas complejos a evolucionar, lo que supone el incremento de patrones funcionales (que yo llamo diseño). El mecanismo es el mismo que el de la selección natural darwiniana, pero con características propias de cada sistema (físico, químico, biológico, social) [7]. Es decir, las sociedades humanas son una expresión particular de una ley general de la naturaleza, y obedecen a mecanismos comunes que debemos tener en cuenta. Uno de ellos es el gradualismo (habitualmente lento pero también rápido debido a cataclismos ambientales y revoluciones) de los procesos evolutivos. Su negación en la acción política ha provocado gravísimas catástrofes, y ha sido una de las causas principales del colapso del socialismo real y del fracaso de numerosos intentos revolucionarios posteriores. A estas alturas no creo que sea necesario citar ejemplos. 

Una fuerza de izquierda alternativa, que además se autodefine transformadora, no puede ser sólo reivindicativa, ni su acción limitarse a ir unos pasos más allá de las propuestas socialdemócratas

La presunción de que el gradualismo es una negación del propósito revolucionario no solo es uno de los mayores errores político-prácticos, sino una expresión de pensamiento mágico que termina convirtiendo los proyectos más esperanzadores de la humanidad en un fiasco [8]. Al igual que el Homo sapiens no emergió milagrosamente sino de la lenta y gradualevolución de los homínidos (y estos, a su vez, de los prehomínidos, y estos...) ningún sistema socioeconómico surge de la destrucción del antiguo sino de su gradual transformación, lo que implica la conservación de algunos de los caracteres y propiedades al tiempo que cambian de funcionalidad y comienzan a emerger otros en un incremento de la complejidad del sistema. Su misma naturaleza gradualista implica que se trata de un proceso de reconfiguraciones del sistema para dotarse de mayor capacidad de respuesta ante las presiones internas (luchas reivindicativas en función de los intereses de clase, impacto de los avances científico-técnicos) y de las externas (globalización, cambio climático). Naturalmente, el gradualismo no garantiza per se la transformación del sistema socioeconómico ya que es la respuesta a la necesidad adaptativa del sistema. Así, para los defensores del sistema capitalista la necesidad adaptativa de implementar reformasno está en cuestión, aunque su definición y aplicación puede crear divisiones. Por ejemplo, el neoliberalismo tratará de eliminar las trabas al libre desenvolvimiento de la actividad económica, al tiempo que intentará revertir las conquistas laborales que menguan sus ganancias, mientras que la socialdemocracia buscará, ya desde 1959 (Bad Godesberg), mitigar sus efectos negativos extremos como la desigualdad y sus secuelas de pobreza, marginalidad, exclusión, etc. y ampliar los derechos sociales y laborales. Lo describe con su habitual claridad y rigor la economista y directora del Instituto para Innovación y Propósito Público en University College London María Mazzucato en su obra Otro capitalismo tiene que ser posible (Siglo XXI). El título ya evidencia el carácter voluntarista del reformismo de inspiración socialdemócrata. 

Sentado cual, la pregunta básica es cómo avanzar gradualmente un proyecto de transformación del sistema capitalista sin quedarse en un reformismo radical. La respuesta está en cambiar, aunque sea mínimamente, las relaciones distribuidas de poder [9] que permean y se extienden por el conjunto de los subsistemas que configuran la realidad social (características fractales) conformando los mecanismos de dominación que garantizan la permanencia del sistema socioeconómicocapitalista. De ahí que, cuando peligran las relaciones distribuidas de poder en campos sensibles como el económico por la acción del gobierno de izquierdas, la reacción de las derechas sea furibunda, llegando, incluso a propiciar un golpe de Estado y la implantación de una dictadura para salvar la libertad amenazada. La reacción del PP y Vox ante la formación del segundo gobierno de coalición progresista es una buena muestra de ello, aunque en este caso el pretexto haya sido la amnistía. Por eso conviene no olvidar que, si bien el Estado social y Democrático de Derecho es una condición necesariapara cambiar las relaciones distribuidas del poder e iniciar un proceso gradualista de transformación del capitalismo, no es suficiente. Fortalecer y ampliar la democracia es la única garantía frente a las esperables reacciones boicoteadoras de los poderes dominantes.

Yendo a lo concreto, un buen ejemplo de cambio en las relaciones distribuidas del poder es la implementación de la cogestión codeterminación (Mitbestimmung) en las grandes empresas y la autogestión en algunos sectores públicos. En este sentido debe entenderse la propuesta programática de Sumar que aboga por la participación de los sindicatos en los órganos de decisión de las empresas. Posibilidad reconocida, aunque ambiguamente, en nuestra Constitución [10]. Sin embargo, esta conquista no garantiza un cambio en las relaciones de poder de los trabajadores en el seno de la empresa si se limita a implementar el dialogo social patronos-sindicatos, obviado que el carácter social de la creación de riqueza, fruto de la actividad del conjunto de los trabajadores (capital humano), convierte la participación en los órganos de dirección y gestión empresarial en un derecho, al igual que su participación en la ganancia apropiada por el capital en base a la propiedad privada. De ahí que siga siendo cierta la famosa frase del pensador y político revolucionario anarquista francés Proudhon (1809-1865) de que la propiedad es un robo... avalado por la ley. Una idea que subyace en el manifiesto Democratizing work suscrito por 3.000 estudiosos de más de 650 universidades donde se califica a los trabajadores de inversores de trabajo, núcleo constituyente de las empresas junto con los inversores de capital, lo que supone el derecho de los trabajadores a participar en las decisiones relativas a sus vidas y a su futuro en el puesto de trabajo [11]. Es más, si alteramos las relaciones de poder en el sistema empresa mediante la cogestión alteramos su diseñoy, por lo tanto, su funcionalidad (incremento de la productividad y de la calidad del empleo gracias a la aplicación del talento de los trabajadores en la toma de iniciativas y decisiones estratégicas, participación en los beneficios, etc.), propiciando la emergencia de propiedades más exitosas en su desenvolvimiento [12]. En otros ámbitos, como el judicial, un cambio significativo en las relaciones distribuidas de poder en el Tribunal Constitucional supone impedir la anulación de medidas progresistas de un gobierno de izquierdas. Por eso, las derechas y el lobby de los jueces ultraconservadores tratan de minar su legitimidad bajo pretexto de su falta de neutralidad, solo existente, al parecer, cuando la mayoría es progresista. Y explica la negativa del PP a renovar el Consejo del Poder Judicial, con una mayoría conservadora militante desde hace 25 añospese a llevar más de 5 años caducado. Lo mismo cabe decir en el subsistema económico donde el poder de las grandes corporaciones supone un dominio desmesurado que el Estado Social y Democrático de Derecho tiene el deber de corregir con medidas reguladoras como leyes antitrust, políticas para fomentar la competencia, reformas de los impuestos societarios, aumentado la presencia del Estado en sectores estratégicos, etc. En el ámbito político-institucional, muy condicionado por los poderes fácticos, cambiar las relaciones distribuidas de podersupone desarrollar formas de democracia participativa, deliberativa y directa. En resumen, cambiar las relaciones distribuidas de poder (políticas, económicas, sociales, institucionales) del sistema socioeconómico es el corazónestratégico de la transformación gradualista del capitalismoy marca la diferencia con el reformismo que busca mantenerlo (versión conservadora), o mejorarlo (versión socialdemócrata). Es un trabajo en construcción abierto, dinámico y adaptativo, que tiene la ventaja de usar la poderosa palanca prueba-error que impide el dogmatismo y el determinismo profético de apocalípticos y fatalistas resignados.

Un programa para transformar

Alterar las relaciones distribuidas de poder a favor de la mayoría trabajadora permite ganar posiciones en el sistema socioeconómico capitalista para neutralizar y eliminar las lógicas resistencias de suS principales beneficiados. Ello supone promover el ensanchamiento y profundización de la democracia representativaintegrando formas de democraciaparticipativa, deliberativa directa en el sistema institucional del Estado Social y Democrático de Derecho, de tal forma que la ciudadanía pueda participar como sujeto activo de los cambios (Democracia Ampliada) [13]. Lo mismo ocurre en el ámbito de la economía, particularmente en el mundo empresarial con la implementación de formas avanzadas de cogestión y autogestión, lo que permite incrementar la eficiencia y racionalidad del sistema productivo al tiempo que se potencia la justicia distributiva, se reducen las desigualdades, y se crean las condiciones materiales y legales para una verdadera igualdad de oportunidades. Todo ello supone democratizar el espacio económico sobre principios éticos, solidarios, equitativos y participativos. A su vez, el cambio en las relaciones distribuidas de poder en el ámbito de la economía permite regular y racionalizar el mercado, implementando un sistema democrático de planificación orientativa [14] que sirva de marco para la política económica gubernamental y de orientación a la actividad privada, hoy posible gracias al desarrollo científico-técnico, fundamentalmente a la Inteligencia Artificial, la supercomputación de altas prestaciones, y el Big Data, Planificación que facilitaría terminar con el despilfarro de la riqueza y la manipulación especulativa, al tiempo que se promueve el desarrollo sostenible del sistema productivo, al que se integra la dimensión medioambiental como un condicionante existencial (Democracia Económica).[15] Para alcanzar estos objetivos es necesario un mayor desarrollo del Estado de bienestar, e incrementar el papel reguladorplanificador y protector del Estado Social y Democrático de Derecho. Porque, como señala David Harvey, la continuidad en el flujo de la vida humana es mucho más importante que la continuidad en el flujo interminable de acumulación de capital [16].

Un de cambio en las relaciones distribuidas del poder es la implementación de la cogestión o codeterminación en las grandes empresas y la autogestión en algunos sectores públicos

De una manera muy sucinta, el modelo teórico de la izquierda transformadora debería basarse en estos tres grandes pilares estratégicos:

1. La ampliación de la democracia representativa liberal con el desarrollo e implementación institucional de la democracia participativa deliberativa y directa

2. El desarrollo la democracia económica, último espacio en el que la democracia todavía no se ha desarrollado, cuyos pilares fundamentales son la congestión de lo privado y la autogestión de lo público. Así como la potenciación del papel regulador y racionalizador del Estado que impida tanto el caos (crisis recurrentes), como las posiciones de dominación, primando el interés social sobre el interés particular, en el horizonte de un sistema productivo participativo (ciudadanía económica), sostenible y justo, organizado teniendo en cuenta la protección del medio ambiente y la lucha contra las crisis climáticas.

3La protección y ampliación de las conquistas sociales, particularmente del Estado del bienestar con el blindajeConstitucional de los Derechos Sociales (educación, sanidad, vivienda, dependencia, etc.) haciendo especial hincapié en la lucha contra la pobreza, las desigualdades, la precariedad, la inempleabilidad y el desempleo, las brechas socioeconómicas y culturales, la exclusión social etc. Sin olvidar los nuevos derechos de la ciudadanía digital [17].

Parece cada vez más evidente que sin afrontar desde una perspectiva transformadora los grandes desafíos digitales y medioambientales de forma que no solo se protejan las conquistas sociales y laborales, sino que supongan un avance en la resolución de los problemas concretos que afectan a las clases trabajadoras, hoy la gran mayoría de la sociedad, las posiciones más reaccionarias, con el amparo y potenciación de los poderes fácticos dominantes, terminarán capitalizando la insatisfacción y el desencanto. Los sucesivos éxitos electorales de la ultraderecha son un buen y peligroso ejemplo. 


Notas

[1] Las Ciencias de la Complejidad estudian el comportamiento de los sistemas complejos (lineales, no lineales, estáticos, dinámicos, cerrados, abiertos, evolutivos, etc. Sus trabajos abarcan prácticamente todos los aspectos de las ciencias naturales desde la física de partículas hasta los fenómenos estelares, los sistemas físico-químicos, ecológicos, biológicos, neuronales, sociales, económicos, tecnológicos, culturales. Incluyen teorías como la de los sistemas caóticos (altamente sensible a las condiciones iniciales), de los procesos evolutivos (incremento de la complejidad y la información del sistema, emergencia y autoorganización), o fenómenos como la bifurcación (pasar de un estado de equilibrio a otro con nuevos patrones de comportamiento). Entre sus más señalados estudiosos destacan Ilya Prigogine, Edward N. Lorenz, Murray Gell-Mann, Mitchell Waldrop, Robert May, Stephen Wolfram, y John H. Holland. Puede verse: Juan Luis Suárez y Yaneer Bar-Yam. La complejidad y sus ciencias (Presentación). Complejidad y escala en las organizaciones sociales. Revista de Occidente nº 323, Abril 2008. Ver: Juan Luis Suárez y Yaneer Bar-Yam. La complejidad y sus ciencias (Presentación). Complejidad y escala en las organizaciones sociales. Revista de Occidente nº 323, Abril 2008. También: M. Mitchell Waldrop. Complexity. The Emerging Science at the Edge of Order and Chaos. (https://pdfget.com/please-wait-for-few-moments-6/); Carlos Eduardo Maldonado, Complejidad de las ciencias sociales. Ediciones desde abajo. Bogotá, 2016 (www.researchgate.net/publication/304581600).
[2] Ver: Javier Franzé. La trayectoria del discurso de Podemos: del antagonismo al agonismo. Revista Española de Ciencia Política, 44. 219
[3] En el programa para las elecciones municipales se afirma: Tenemos las piezas, pero falta ordenarlas, ajustarlas, equilibrarlas. Aun teniendo materiales de buena calidad, han caído en manos de gobiernos torpes, cortos de miras y despilfarradores.
[4] En el debate Pablo Iglesias propone el pacto del beso: Fluye el amor y la pasión en la política española ¡Pedro, sólo quedamos tú y yo!
[5] Las hipótesis científicas son afirmaciones que intentan explicar algún fenómeno natural o social basándose en observaciones, datos y conocimientos previos. Las hipótesis científicas deben ser coherentes, lógicas, falsables y verificables mediante experimentos o evidencias empíricas. Las hipótesis científicas no son verdades absolutas apriorísticas, sino aproximaciones que pueden ser confirmadas, refutadas o modificadas por la praxis política y nuevas investigaciones
[6] La cultura no aparece por generación espontánea, es fruto de la evolución. Se da tambien en los animales (simios, elefantes, ballenas, lobos, murciélagos, aves ...) en los que se produce transmisión social de conductas, conocimientos y habilidades, que pasan de generación en generación mediante enseñanza e imitación de los mayores (tradición) y no por mecanismos de la genética. (La importancia del aprendizaje social y su papel en la evolución de la cultura: www.redalyc.org/journal/3822/382255488007/382255488007.pdf. Una de las características que definen la cultura humana es la capacidad para el pensamiento reflexivo y simbólico. Puede verse, entre otros trabajos: Daniel C. Dennete. De las bacterias a Bach. Pasado y presente, 2017.
[7] Según la perspectiva de los investigadores, existen tres tipos de selección para función:
Persistencia estática: el más básico, donde prima la estabilidad, como ocurre en las disposiciones estables de átomos o moléculas que se seleccionan para continuar.
Persistencia dinámica: sistemas dinámicos que se seleccionan por sus suministros continuos de energía y su rendimiento.
Generación de novedad: la tendencia de los sistemas en evolución a explorar nuevas configuraciones que pueden conducir a nuevos comportamientos o características emergentes. Es el caso de los sistemas complejos sociales dinámicos. Su selección por función se basa en la generación de novedad (transformaciones graduales en el sistema socioeconómico que conduce a un sistema nuevo). Ver: www.pnas.org/doi/epdf/10.1073/pnas.2310223120. 
[8] Un buen ejemplo es la NEP (Nueva Política Económica), propuesta por Lenin en 1921 para establecer un denominado Capitalismo de Estado que supusiera la coexistencia de los sectores privados y público, con medidas como el uso del mercado y diversas formas de propiedad, la atracción de capitales extranjeros en forma de concesiones. Encontró fuertes resistencias en los bolcheviques radicales. Stalin la eliminó cuatro años después del fallecimiento de Lenin. 
[9] Con el término distribuidas me refiero a que las relaciones de poder no anidan solo en las distintas estructuras jerárquicas del sistema, sino que permean y se extienden por el conjunto de los subsistemas que configuran la realidad social (características fractales). Esto supone que la pérdida de poder en un nodo del sistema no supone necesariamente su colapso. Además, todos los sistemas evolucionables, al estar formados por subsistemas del sistema general del que forman parte y con el que interaccionan, precisan de cierta estabilidad pese los cambios en ellas. Ver: Carlos Tuya. El Voto y el Algoritmo. Amazon, 2022.a
[10] El  artículo 129.2 de la Constitución española sostiene que “los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción"
[11] Ver: https://democratizingwork.org/#espanol. Esta participación de los trabajadores a través de sus representantes elegidos ya existe en 18 países del mundo, entre ellos Alemania desde 1976. Conviene resaltar que en todos se busca, de un una u otra manera, restringir o limitar su capacidad de acción e influencia. Ver: Luig Ferrajoli. La construcción de la democracia. Trota, 2023; tambien: www.economiasolidaria.org/wp-content/uploads/2023/01/Dossieres-EsF-48-Nuevos-modelos-de-empresa-y-democracia-economica.pdf; www.ccoo.es/1a6599b5d007f72db6b2b76d9ea1ebe6000001.pdf
[12] Según las últimas estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) países con sistemas de cogestión como Suecia y Alemania tienen una elevada productividad del trabajo (61,7 y 58,3 dólares producidos por hora trabajada, respectivamente) mientras que los que carecen de esta institución, como Reino Unido y España, es notablemente más baja (51,3 y 48,8 dólares respectivamente).
[13] El término democracia deliberativa, participativa y directa designa un modelo normativo que busca ampliar la democracia representativa implementando procedimientos de toma de decisiones políticas colectivas con la participación activa de todos los potencialmente afectados por tales decisiones. Estaría basada en el principio de la deliberación, que implica argumentación y discusión pública de las diversas propuestas. Ver: Jürgen Habermas, Tres modelos de democracia. Sobre el concepto de una política deliberativa. Polis: Revista Latinoamericana, Nº 10, 2005 (https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2917075); Boaventura de Sousa Santos (coord.). Democratizar la Democracia. Los caminos de la democracia participativa. Fondo de Cultura Económica, 2008.
[14] La planificación orientativa es una forma de planificación económica implementada por el Estado para resolver el problema de la información imperfecta en las economías de mercado mediante la coordinación de la inversión pública y privada a través de pronósticos y objetivos de producción. Los planes resultantes tienen como objetivo proporcionar información económicamente valiosa como un bien público que el mercado por sí mismo no provee. Es lo que recoge el Artículo 131 de la Constitución: El Estado, mediante ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución. Puede verse: Ander Egg Ezequiel. Introducción a la Planificación. Siglo XXI de España, 1991; José Luis Ceceña Cervantes. Introducción a la economía política de la planificación económica nacional. Fondo de Cultura Económica. Ruth Saavedra; Guzmán y otros. Planificación del desarrollo. Fundación Universidad de Bogotá. Jorge Tadeo Lozano, 2001.
[15] Desarrollo ampliamente el concepto en el capítulo 5. Democracia Económica y Relaciones de Poder de mi libro El Voto y el Algoritmo. Amazon, 2022.
[16] Harvey, David [2021]. Valor en movimiento. New Left Review, Segunda época (126): 105-125. (https://newleftreview.es/issues/126/articles/value-in-motion-translation.pdf)
[17] Los describo en El Voto y el algoritmo (Amazon, 203) pag.258

Sumar ante el espejo de Podemos