sábado. 27.04.2024
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Manifestación del 7 de octubre en Roma. (Foto: CGIL)

La Confederación Sindical Internacional viene convocando desde 2008 la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se celebra el 7 de octubre, exigiendo que el trabajo decente se sitúe en el centro de la acción gubernamental para el crecimiento económico, para una  nueva economía mundial que ponga a las personas en primer lugar, basada en el Nuevo Contrato Social. Pues la proporción de la riqueza mundial que se destina a los salarios ha disminuido un 13% en los últimos cuarenta años, pese a que la economía mundial se ha cuadruplicado. También la brecha salarial, entre las mujeres y hombres, es insoportable pues actualmente ronda el 20%.

El concepto de trabajo decente se introdujo en el ámbito de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1999, en la memoria que presentó su director general a la Conferencia Internacional, donde se fijaban sus elementos consustanciales: el empleo, los derechos de los trabajadores, la protección social y el diálogo social. Que deben garantizar un empleo productivo, ingresos justos, prestaciones sociales, seguridad y salud en el trabajo y el reconocimiento de los derechos fundamentales de la libertad sindical y la negociación colectiva. Junto con la eliminación de las discriminaciones y desigualdades y la erradicación del trabajo forzoso y el trabajo infantil.

La Asamblea General de la ONU, en 2015, aprobó la Agenda 2030 sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incorpora el Programa de Trabajo Decente. Actualmente, el mundo del trabajo está inmerso en diferentes transformaciones e incertidumbres, originadas, entre otras, por la digitalización de la economía y la crisis medioambiental, por lo que es necesario que en los planes de acción del G20, el G7, la Unión Europea (UE) y de otros organismos multilaterales se garantice el trabajo decente.

En el marco de las celebraciones de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente los sindicatos se están movilizando con el fin de desterrar para siempre el austericidio, una política que ha demostrado ser incompatible con el trabajo decente. El Comité Ejecutivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) se reunió los días 27 y 28 de septiembre en Madrid, y el tema central de esta cumbre sindical fue la amenaza de la vuelta de las políticas basadas en la austeridad en la UE.  

Actualmente, en la UE se están negociando los términos de la reformulación de las normas fiscales que van a determinar los criterios sobre la deuda y el déficit público de los próximos años. Algunos países europeos están desarrollando   una ofensiva para volver a las reglas de la austeridad, que pueden suponer un serio deterioro de la economía y el empleo en Europa.

Desde la CES se ha hecho un llamamiento a los estados miembros de la UE a impulsar una política de integración fiscal compatible con el crecimiento, la justicia y la cohesión social

Desde la CES se ha hecho un llamamiento a los estados miembros de la UE a impulsar una política de integración fiscal compatible con el crecimiento, la justicia y la cohesión social ante estos intentos de devolver Europa a la austeridad. Pues las propuestas de la Comisión Europea sobre las normas de gasto limitarían la capacidad de los países europeos para adoptar decisiones favorables a los intereses generales de la ciudadanía.

Durante la crisis financiera internacional se impusieron las políticas centradas en la austeridad y   recortes del gasto público junto con las contrarreformas laborales y de pensiones, para conseguir una devaluación, bajo el falso argumento de facilitar mejoras en la competitividad y una reducción del déficit público. Los efectos de estas políticas neoliberales provocaron la caída de la demanda interna y el crecimiento económico, y al mismo tiempo se disparó la deuda pública por los rescates del sistema financiero y se agrandaron las divergencias entre los países.

Con estas políticas, que se han demostrado fracasadas, se provocó la destrucción de empleo y la creación de nuevos empleos se basó mayoritariamente en la precariedad laboral. El desempleo y los bajos salarios produjeron el empobrecimiento de las personas trabajadoras. Para los sindicatos es imprescindible una mejor distribución de la riqueza producida, para ello un paso necesario es que los bancos centrales abandonen sus planteamientos de rebajar los salarios para reducir la inflación. Pues defienden que sin salarios dignos y con la austeridad se provocará un aumento del riesgo de pobreza de la mayoría social y el incremento de las desigualdades.

Los sindicatos europeos se están movilizando para impedir una regresión económica y social, contra los recortes de la austeridad y por un acuerdo justo para los trabajadores

En cambio, con las medidas adoptadas durante la crisis de la pandemia de la covid-19 y la guerra en Ucrania los países de la UE han salido mucho mejor que de la crisis financiera de hace una década, porque se han hecho políticas diametralmente distintas. Así es, desde la pandemia se han venido consensuando medidas coordinadas y solidarias para superar los efectos sanitarios, económicos y sociales, y no repetir las medidas de austeridad y recortes impuestas durante la última crisis financiera internacional.

Los sindicatos europeos se están movilizando para impedir esta regresión económica y social, contra los recortes de la austeridad   y por un acuerdo justo para las personas trabajadoras. Los sindicatos de Francia han convocado una manifestación a escala europea en París el 13 de octubre, en la que participarán CCOO y UGT. La CES ha emplazado al gobierno de nuestro país, aunque todavía esté en funciones, a que impulse el semestre de la presidencia española del Consejo de la UE, para que se acuerde un plan que permita a los países disponer de normas fiscales que les faciliten poder afrontar los retos de la transición digital, la transición energética y medioambiental junto con la necesaria modernización del tejido productivo.

Los sindicatos contra la vuelta de la austeridad