lunes. 29.04.2024
javier ayala
Javier Ayala

El próximo día 23 el PSOE de Madrid tiene una oportunidad de oro para airearse y convertirse en una verdadera herramienta, un instrumento para la sociedad y no un fin en sí mismo, que es la impresión que muchos cargos ofrecen a una militancia que ha perdido la ilusión e incluso el sentido del humor. El sábado los militantes se decantarán por Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada o Juan Lobato, diputado regional.

Al PSOE, y a quienes en su día empujaron por ello, hay que agradecerle que convoque primarias para elegir a sus cargos internos y a sus candidaturas externas. Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y secretario general por este mecanismo y gracias a a la llamada a la rebeldía que hizo a la militancia. Tampoco es menos cierto que falta tiempo para que los aparatos pierdan el miedo a las campañas de primarias y se promuevan muchos más debates y mucho más abiertos.

Tal como ocurrió en el debate que dejó noqueado al candidato a la alcaldía de la capital, Pepu Hernández, el único que se ha celebrado en esta ocasión ha sido en el sótano de la sede PSOE de Madrid y transmitido por Youtube. Las ofertas para realizar debates en medios de comunicación eran muchas, pero el PSOE da el primer paso, pero no se atreve a ser vanguardia de democracia interna en este país, algo que seguramente agradecería la militancia y toda la ciudadanía. Quizá también por ello, perder un debate por goleada no garantiza perder las primarias y viceversa.

Tanto en la forma como en el fondo, el debate mantenido entre Javier Ayala y Juan Lobato lo ganó el primero a pesar de ir vestidos igual. Dicen quienes conocen a Lobato, que susurraba porque “habla así”, pero ese cuerpo encorsetado era una declaración de intenciones. Lobato se presenta por segunda vez a la secretaría general del PSOE de Madrid, ahora encorsetado por el aparato al que ha decidido pertenecer tras aquella derrota. Este hecho supone cambios relevantes en su forma de entender el PSOE, tal como se iba deduciendo durante la confrontación de opiniones.

ACABAR CON LOS “BANDAZOS”

Así, si hace cuatro años defendía la bicefalia porque se presentaba siendo alcalde de una pequeña localidad serrana del norte de Madrid, Soto del Real, con cerca de 9.000 habitantes; durante el debate consideró que esa fórmula “no funciona”. No este asunto baladí, porque implica convertir al Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid en la sala de máquinas de las decisiones que se tomen en agrupaciones y localidades. Lo cual, a su vez implica, un partido desaparecido aunque con muchas reuniones…, a  sabiendas de que la experiencia dicta que quien no quiere cambiar nada monta muchas reuniones.

Sí quedaron meridianamente claras las dos almas del PSOE: el ala de izquierdas y el ala, digamos, “social liberal”, ayer calificada como “de los notables”. El alcalde de Fuenlabrada, gran ciudad del  cinturón industrial al sur de la región, con casi 200.000 habitantes se reivindicó del “alma obrera”, de ese ala izquierda sembrada en su ciudad por Manuel de la Rocha, José Quintana y Manuel Robles. Lobato no quiso identificarse con ninguna de esas dos tendencias históricas del socialismo español.

Fue en este escenario cuando el exalcalde de Soto acusó a la Cadena Ser de manipular un titular surgido tras una entrevista: “Lobato propone un giro del PSOE-M a la caza del votante templado”. El propio entrevistador, Javier Casal tuvo que aclarar en Twitter que allí no se manipuló nada, que la información seguía en la web de la radio y que podíamos escuchar lo que contestó el entrevistado.

Ambos candidatos fueron críticos con la situación que vive el PSOE en Madrid, mucho más contundente, libre y valiente Ayala, cuando relató la candidatura incómoda del dimitido Ángel Gabilondo; los “bandazos” permanentes de izquierda a derecha en la campaña electoral y la existencia de una lista no elegida por la militancia que en sus primero puestos integraba al propio Lobato.

La crítica de este último se centró en ese mantra permanente del PSOE “tenemos un problema de comunicación”. El diagnostico es erróneo. El problema del PSOE no es de comunicación, el problema es de organización, estrategia y método. De estos tres pilares surge la comunicación, primero con (no hacia) la afiliación y después hacia toda la sociedad. Si el partido socialista tiene más de cien años es porque ni vive en la asamblea permanente, ni vive al dictado centralista, quizá con la excepción de Madrid, donde en la región es tercera fuerza y en la capital, cuarta.

SÍNTESIS MARXISTA Y DISTINTAS REALIDADES

También insistió Lobato en que “la gente quiere elegir, pero no quiere confrontar”, afirmación cuanto menos sorprendente. Aunque Felipe González casi se deja el cargo  en 1979 para que el PSOE abandonara el marxismo, hay elementos de esta filosofía política que no pueden obviarse, que incluso los empresarios adoptan. El socialismo debe ser confrontación (“cotejar dos cosas”) debe buscar la “síntesis” de la confrontación entre una “tesis” y una “antítesis”. Elegir sin confrontar es estalinismo y leninismo, conceptos aparcados hasta por el PCE. No confrontar es derivar en ese pecado tan peligroso de la izquierda: el culto a la personalidad.

Aunque ambos contendientes tienen una importante querencia municipalista, recordó Ayala a Lobato que su realidad es diferentes, “ni mejor, ni peor”. Tras logros alcanzados en Soto como la enseñanza de inglés gratuita dos horas a la semana, el regidor fuenlabreño recordó que en su ciudad el problema es que muchos niños puedan comer al menos una vez a la semana.

“Ahora más que nunca tenemos que reivindicar socialdemocracia”, explicó Ayala, y siguió, “tenemos que conectar con los movimientos sociales, tener dobles militancias y abrir las puertas a las agrupaciones”, quien, emulando a Pedro Sánchez hizo un llamamiento a la “rebeldía” de la militancia.

El paso dado por ambos candidatos es valiente tal como está la situación del PSOE en Madrid. Ahora la militancia tiene la palabra y dos papeletas con dos almas.

Javier Ayala, el alcalde de la rebeldía