domingo. 28.04.2024
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Julio Iglesias junto a Aznar en un mitin del PP de 1996.

Me entero estos días por la prensa al ralentí del mes de agosto que se prepara un homenaje documental de la leche sobre Julio Iglesias que va a llevar por título el mencionado españolismo abismal: profundamente español. De la leche es decir poco, va a ser la leche con bollitos, y uno de ellos creo que va a ser Aznar. No teman los diabéticos, tengo la impresión que lo más dulce que va a mostrarse en un encuentro de octogenarios encantados de haberse conocido va a ser su angelical sonrisa y el a mí que me registren si tienen a bien los documentalistas salirse de un guion muy español y mucho español. Y veremos, pero que Mediaset (Telecinco) sea la productora de tan enorme y merecido acto de gratitud del pueblo español, me pone sobreaviso. Tanto que me pregunto si estaré a la altura del acontecimiento o por el contrario no sabré ver más que inconvenientes y distracciones respecto de mi ser. ¿Soy español? Me pregunto, es más ¿podría llegar a ser profundamente español?  

Buf, me tiemblan las piernas ante la preguntita. Me gustan mucho los toros, son preciosos y por eso odio que los maten con ensañamiento y me produce ardor de estómago saber que algunos españoles profundos disfrutan con el horrendo espectáculo de ver al animal vomitar sangre y berrear pidiendo la protección de alguien piadoso.

También me gusta el fútbol. Entiendo el beso fraternal que se otorgan los y las practicantes, incluso yo mismo he hecho mis pinitos futboleros, jamás se me ocurrió plantarle un beso en los morros ni a compañeros ni a rivales. Puede que esta melindrosa actitud no sea más que la manifestación de un tiquismiquis español que no se hunde en las profundidades sino que flota por efecto de su/mi levedad.

Creo que voy a empezar por ponerme una banderita en la muñeca y otra en el retrovisor del coche, igual la cosa se extiende y acabo convertido en un patriota de tomo y lomo

Me gustan los uniformes, el de gala de caballería de la guardia civil me parece de cuento y disfruto viendo a hombres y mujeres lucir tan gallardo atuendo, pero odio la uniformidad. No podría soportar el entrar en un vagón de metro por ejemplo y verlo lleno de personas vistiendo el uniforme de gala. Tampoco me parecería un espectáculo instructivo ver salir de los bajos de mi coche a un mecánico manchado de grasa hasta las corvas luciendo el terno blanquirojo. Y tengo la impresión de que para ser un español profundo debería estar más capacitado para la monotonía, para lo previsto, para lo reglamentario, ser más reacio a la improvisación y a la excentricidad. No sé, creo que voy a empezar por ponerme una banderita en la muñeca y otra en el retrovisor del coche, igual la cosa se extiende y acabo convertido en un patriota de tomo y lomo.

Adoro la comunicación, hablar, leer, escribir y escuchar me produce fascinación, y tanta que me siento profundamente español por vivir en una comunidad que se expresa en varios idiomas compactos y con decenas de acentos y modismos ¡Ojú que arte tiene mi gente! Pero me han dicho que esto no es ser profundamente español, que dominar distintas lenguas es un resabio antiespañol y que por eso Feijóo se niega a hacerlo en cualquier lengua que no sea la española pero con una profundidad que lleve a convertir el inglés en irrelevante y el galego en un batua al alcance de la mano de cualquier español que acredite seriedad y capacidad de gestión.

Ya lo tengo, creo que sí que puedo llegar a ser profundamente español, porque valoro la diversidad por encima de todo, me enloquece la orografía Kafkiana española, llena de sierras y montañas, ríos y valles, mares y costas. No podría vivir en un país plano sin relieve, todo igual, sería tan aburrido vivir sin la aportación de los artistas radicales, sin la incisiva mirada de las sensatas mujeres, sin la oportuna revisión de las conductas sexuales que promueven los miembros de mi país que disfrutan de su particular modo de entender el amor, sin la compasiva aceptación de los de fuera que practican los españoles. SÍ, definitivamente bajo esta premisa creo que puedo postularme como español en proceso de profundización.

¿Cómo que no? ¿Cómo que ser amante de la naturaleza te convierte en un perroflauta y no un español de pedigrí? ¿Cómo que ser afín al feminismo te convierte en un hombre blandido en lugar de un español de pedo libre? ¿Cómo que disfrutar y entender el arte te acerca más al pedante europeo que al español de pelo en pecho? ¿Me quieres decir que con tener un amigo homosexual es suficiente concesión a las marranadas si se quiere ser español de verdad?

Pues mi gozo en un pozo, yo llego hasta aquí. Mañana mismo me compro la muñequera y empiezo en el Karaoke de la esquina a practicar con Soy un truhan soy un Señor y me llega la españolidad con una profundidad de piscina de saltos, no como ahora que parezco inmerso si acaso en una piscina riñonera de urbanización.

PD ¿Y para cuándo otro merecido homenaje a JM Soto?

Profundamente español