El proyecto de coalición de 16 siglas, "Sumar", que lidera Yolanda Díaz, de la que nunca oculté mi simpatía, ni es toda la izquierda ni está unida, lo cual es lógico al tratarse de una coalición electoral.
La izquierda española histórica y mayoritaria la representa el PSOE, con casi siglo y medio de trayectoria en las más diversas y difíciles circunstancias.
La Historia de España de este siglo y medio es indivisible de la del PSOE y viceversa.
Yo votaré PSOE, Partido de los Socialistas de Catalunya, PSC-PSOE, más exactamente, porque las políticas reales son la suma de hechos materiales tangibles, no sólo de especulaciones futuribles o de alientos virtuales o ideales, si bien éstos últimos no deben dejar de inspirar las políticas reales y puntuales. Creo yo.
Es por ello que mi voto socialista nítido es compatible con los sinceros deseos de éxito de "Sumar". Pero cada cosa en su sitio sin equívocos ni competencias fuera de lugar.
Porque ese "en su sitio" para el que buscamos la victoria en las Elecciones Generales del próximo 23 de Julio, es la continuidad, corregida y aumentada, del Gobierno de coalición progresista presidido por Pedro Sánchez, por quién si no.
Y para que ese Gobierno democrático y de progreso, que tanto pone en juego en España y en Europa, sea posible, en primer lugar, y funcione óptimamente, después, es imprescindible que cada pieza esté en su sitio, bien engrasada y articulada con el conjunto.
Una nota a pie de página que sí viene a cuento:
Me producen especial repugnancia los tipos y tipas que, tildados de "socialistas" o "progresistas", tratan al presidente Sánchez con la misma saña que lo hacen los voceros de las derechas que padecemos en su afán por eliminar su honra en lo político y en lo personal, incluso.
