sábado. 27.04.2024
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Félix Bolaños en la tribuna del pleno celebrado esta semana en el Senado.

Lo sucedido en el Parlamento esta semana ha dejado claras las dificultades para sacar adelante las primeras medidas, es decir, la muy dificultosa gobernabilidad. La Vicepresidenta Yolanda Díaz lo ha confesado abiertamente: así es muy difícil gobernar. Se especula con la duración de la legislatura. No es nuevo. Algo así ya pasó en la anterior legislatura. Recordemos que una ley tan importante como la reforma laboral fue aprobada por el error del diputado Casado. Sin embargo, la inestabilidad es aún mayor en esta legislatura sobre todo porque se ha roto la unidad de la izquierda.

La inestabilidad del gobierno tiene su causa última en la intensa competencia electoral entre Junts y ERC, por un lado, y Podemos y Sumar por otro.

Lo que, en última instancia, intenta Junts, es construir un discurso según el cual ERC da sus votos al Gobierno a cambio de nada mientras que Junts da los suyos a cambio de sustanciales concesiones, que, grosso modo, tienen que ver con aumentar el autogobierno de Cataluña. Eso es lo que la portavoz de Junts ha declarado: “Gana Cataluña”, identificando, como es costumbre, a su partido con Cataluña. A cambio de concesiones, Junts ha dejado pasar los decretos, pero no ha votado a favor de unas medidas que benefician, entre otros, a una gran mayoría de ciudadanos catalanes. En contraste ERC puede alegar que ha dado sus votos para beneficiar a esos ciudadanos. No sé si la estrategia de Junts le dará réditos electorales, en forma de erosión de ERC. Lo veremos en las elecciones europeas. Pero, en todo caso, se puede prever sin temor a equivocarnos que la táctica de Junts de erosionar a ERC continuará e incluso se agudizará cuando nos acerquemos a las elecciones. Lo cual significa que las dificultades para gobernar serán cada vez mayores. Un corolario de esto es que el principal beneficiario de esta situación es el PP, que está encantado del desgaste a que Junts somete a la izquierda en general.

Así como Junts estaba interesado en tensar la cuerda pero no en romperla, la táctica electoral de Podemos implica ruptura. Ruptura, primero, con Sumar, saliendo sus cinco diputados del grupo parlamentario correspondiente, para ganar “visibilidad”. Ruptura, después, con el Gobierno y con la minoría que lo sustenta. Lo que Podemos ha querido dejar claro con su voto en contra de uno de los decretos es que ya no forman parte de la minoría que sustenta al Gobierno, minoría que en esencia es la unidad de la izquierda. Por tanto, el Gobierno debe negociar aparte con Podemos si quiere sus votos.

Concretar la ruptura rechazando el decreto que mejora el desempleo no parece la mejor idea que ha tenido Pablo Iglesias. El argumento de que el decreto recorta derechos es tan traído por lo pelos que solo indica la desesperación de la dirección de Podemos y la urgencia de construir un relato cara a las próximas elecciones. Pablo Iglesias viene señalando que en España hay una izquierda valiente, una izquierda sumisa y una izquierda de boquilla. Votar a Podemos será, por tanto, escoger a la izquierda valiente, a la verdadera izquierda, vamos, rechazando, por tanto, a la izquierda sumisa (Sumar) a la que conviene desenmascarar. Es el mismo discurso que las extremas izquierdas (ORT, PCI, MC, LC, etc.) planteaban durante la transición contra el PCE. Si entonces no tuvieron mucho éxito, me temo que ahora les pase lo mismo.

Si no me equivoco, Podemos todo lo fía a las elecciones europeas del verano donde concurrirá en solitario o con algún tipo de entente con soberanistas vascos y catalanes. Se juegan el ser o no ser a un solo envite. Su competencia es Sumar y contra Sumar es contra quién ha decidido tumbar el decreto del desempleo. Lo que Podemos consigue con esta maniobra es que se hable de Podemos, siguiendo aquello que dijo Lola Flores: que hablen de una aunque sea bien. Indudablemente, para concurrir a las elecciones, Podemos necesita que se hable de él y necesita diferenciarse de Sumar. Pero no me parece muy inteligente, desde el punto de vista electoral, hacerlo jodiendo a los parados. Una diputada del PP inmortalizó la frase: “¿los parados? que se jodan”. Parece que ha hecho escuela en el lugar más inesperado.

La izquierda a la izquierda del PSOE enfrenta las trascendentales elecciones europeas arrastrando un problema existencial, un problema de identidad y un problema de unidad

Ciertamente, el Gobierno sale debilitado de esta votación porque Sumar sale muy debilitado. Si las elecciones europeas van a decidir la viabilidad de Podemos, también lo van a hacer con Sumar, que ya no puede presentarse como la unión de todas las izquierdas a la izquierda del PSOE. Encontrar una identidad política más allá de lo meramente instrumental es su reto más importante. En resumen, la izquierda a la izquierda del PSOE enfrenta las trascendentales elecciones europeas arrastrando un problema existencial, un problema de identidad y un problema de unidad. Cuando lo verdaderamente importante en esas elecciones sería pedir al electorado que pare la inminente oleada reaccionaria, la izquierda a la izquierda del PSOE va a preguntar al electorado si Podemos o Sumar son viables. Mira qué bien.

Siempre he pensado que la unidad de la izquierda es la condición sine qua non para la existencia de un gobierno de progreso. Lo ocurrido esta semana significa que la unidad de la izquierda se ha roto. Más allá de las razones que puedan esgrimir los de Podemos (su no presencia en el gobierno, por ejemplo) lo cierto es que ante los ojos del ciudadano medio ha sido Podemos quien ha roto. Y romper la unidad de la izquierda cuando en el horizonte asoma una oleada reaccionaria no es muy buena cosa.

Puede llegar un momento en que el cálculo electoral de Podemos o de otros sea que no les conviene que el gobierno siga. Por ahora no parece que este sea el caso. Por lo que, aunque con muchas dificultades, el gobierno seguirá al menos hasta las elecciones europeas. Después, ya veremos.

La inestabilidad del Gobierno