lunes. 29.04.2024
Foto de archivo: RFEF

No hay duda del éxito de la selección femenina de futbol en el último mundial. Demostró dentro del campo la complicidad de un conjunto de jugadoras que con su esfuerzo y ejemplo dieron relieve al nivel de España en el ámbito del futbol femenino.

Lo que ha sido un éxito sin precedentes se ha visto empañado por la nefasta y criticable conducta machista del Presidente de la Federación Luis Rubiales. Y posteriormente por la infamante Asamblea de la RFEF con una buena parte de sus gerifaltes aplaudiendo de pie el bochornoso discurso aún más machista de su Presidente.

La inmediata reacción de las jugadoras y del conjunto del futbol femenino nacional e internacional ha sido radical. El “se acabó” de Alexia Putellas se convirtió en un grito y sentir generalizado del colectivo femenino de futbolistas, del feminismo en general y de buena parte de la ciudadanía y su repercusión internacional notable.

Los ídolos del futbol parecen vivir en otra dimensión. Salvo honrosas excepciones son incapaces de posicionarse ante los graves problemas que afectan a la sociedad

Sin embargo se ha notado un silencio profundo e indignante del futbol profesional masculino, salvo escasas excepciones. ¿Por qué de este silencio? Sin duda hay una explicación sociológica clara. Los jugadores de futbol profesional, especialmente su élite parecen vivir en un mundo aparte, en gran parte derivado de la compra que se hace de sus voluntades por los millonarios salarios que perciben. Y ello no se concibe sin la participación de los propios clubes que los tienen como esclavos de oro, así como las complicidades del eco mediático que el futbol masculino tiene en los medios de comunicación claramente partidista y dedicado a inflamar a las hinchadas particulares y a ensalzar o destruir según convenga la imagen de los futbolistas. Y evidentemente ello sustentado en multitudinarias aficiones que ensalzan a sus “héroes” y vituperan y muchas veces insultan de forma grosera a sus rivales.

El deporte profesional y especialmente el futbol cumple una función similar al circo romano calmar los bajos instintos de las masas que de no ser así a lo mejor podrían desviar su mirada hacia otros temas que les afectan de forma más profunda.

Es así que contemplamos como a los “ídolos del futbol” se les perdona todo. Hemos visto de forma reiterada como miembros de la élite son juzgados por actuaciones ilegales referidas en muchos casos al no cumplimiento de sus obligaciones fiscales y los vemos vitoreados por una plebe, con muchos menos recursos, que van a dar apoyo a su “héroe”. 

El deporte profesional y especialmente el futbol cumple una función similar al “circo romano” calmar los bajos instintos de las masas

Los ídolos del futbol parecen vivir en otra dimensión. Salvo honrosas excepciones son incapaces de posicionarse ante los graves problemas que afectan a la sociedad. Renuncian a expresar sus opiniones o puntos de vista sobre la realidad del mundo en el que viven para atrincherarse en sus cómodas “jaulas de oro”. Por ejemplo nos podríamos preguntar: ¿Cuál es la razón por la que no hay casos sobre la existencia de “homosexuales” en el mundo del futbol? Cuando es evidente que existen pero no pueden demostrar lo que son por miedo a las repercusiones públicas. Cosa que no pasa en el mundo del futbol femenino mundial.

Las mujeres han dado un ejemplo que ellos son incapaces de dar. Puede que ello sea debido a que sus condiciones económicas y profesionales no son ni mucho menos las de los hombres y ello comporta una muy diferente opinión sobre la realidad. Podríamos decir que su menor profesionalidad les permite ser más humanas. Y ahora vuelven a dar un nuevo ejemplo al convocar dos jornadas de huelga en defensa de mejoras salariales.

La RFEF hace tiempo que deja mucho que desear. Observemos simplemente un ejemplo la reestructuración de la celebración de la Supercopa de España. En principio era una competición muy sencilla, el campeón de la Liga contra el campeón de la Copa y se celebraba en alguno de los campos de la Primera División española. Con la reforma de Rubiales ya no son los dos campeones, sino campeones y subcampeones para garantizar que siempre estén presentes el FC Barcelona y el Real Madrid y la celebración de la competición se traslada a un escenario tan español como Arabia Saudita un país modelo de democracia. Pero es que Arabia Saudita paga millones que se embolsa el intermediario, la RFEF y especialmente los dos clubs aludidos al margen de cuál haya sido su clasificación en las citadas competiciones. Así se ha dado el escándalo de que el campeón de Copa o de Liga ha cobrado menos que los dos grandes clubs. Y lo más importante estos ingresos han permitido que el Presidente de la RFEF se haya subido sus emolumentos a niveles indignantes. Y como son empresas privadas es difícil intervenirlas desde el poder político. 

Todo el mundo deportivo profesional está de una forma u otra embarrado y contra mayor importancia tiene la organización mayor es su grado de corrupción

En estos momentos ha quedado clarificada la obsolescencia de unas estructuras federativas que son un nido de corruptelas y favores cruzados entre sus componentes. Y esto no se da sólo en el caso del futbol sino incluye muchos otros ámbitos deportivos nacionales e internacionales. No creamos que las corruptelas y la situación interna de la RFEF es diferente de las de la UEFA o la FIFA que ya en anteriores ocasiones han sido objeto de casos de corrupción que se han saldado con dimisiones sin solventar el fondo del problema que es su propia constitución interna clientelar. Y hablando del Futbol profesional no olvidemos a otro participante igualmente oscuro La LIGA.

Y no sólo es el mundo del futbol. Si miramos a otras instituciones como las relacionadas con el olimpismo la situación de oscurantismo, corruptelas y amiguismo se multiplican por la cantidad de dinero que mueven. Alguien cree que el Comité Olímpico Internacional (COI) no está basado en la corrupción interna. Alguien cree que los miembros de la dirección del COE (Comité Olímpico Español) no se eligen por cooptación. Todo el mundo deportivo profesional está de una forma u otra embarrado y contra mayor importancia tiene la organización mayor es su grado de corrupción y de degeneración.

Lamentablemente la organización del deporte vive del esfuerzo de los deportistas que merecen toda nuestra consideración y que son la cara del deporte que todos admiramos. Pero a su alrededor se tejen una complejas redes de complicidades en sus formas organizativas que son la cruz de intereses que poco tienen que ver con el espíritu del deporte y del antiguo olimpismo.

La caverna del fútbol masculino profesional